Editorial

Siempre en rojo

Tal cual lo dice el título de esta nota editorial: las cuentas

públicas se encuentran en rojo, y no de ahora, sino desde hace varios

años. Siendo esa seguramente, junto a muchas otras decisiones

equivocadas, la razón fundamental del desequilibrio económico

y financiero en que se encuentra nuestro país, sin por ahora, al menos

es lo que se visualiza, con posibilidades de poder revertir la

situación. Un objetivo que demandará varios años, uno de los pocos

aspectos que aparece con claridad.

Es que contrariamente  a lo que se esperaba, al menos por las

promesas y anuncios formulados durante la campaña electoral, el gobierno

macrista luego de haber cumplido su primer año de gestión, no sólo no ha logrado reducir el rojo fiscal, sino que lo

ha incrementado notablemente. De tal modo lo certifican los números del mes de octubre pasado, el décimo del año, cuando el déficit se

incrementó un notable 336%, haciendo trizas a todos los cálculos y

estimaciones inflacionarias, superadas al menos diez

veces.

Dejando porcentajes y hablando de dinero, octubre significó dejó un

déficit de 77.500 millones de pesos, contra los 17.760 millones de igual

mes de 2015, aunque cabe hacer la salvedad, que nunca se sabe con

certeza desde qué parámetros se realizan las comparaciones,

pues un año atrás los números eran maquillados y dibujados a gusto.

Aunque, de todas maneras, tamaña diferencia no tiene justificaciones de

ninguna naturaleza.

El gasto público, queda en evidencia, ha ingresado

en una perspectiva parecida al desmadre.

Un dato es más que elocuente y suficientemente revelador como para

entrar en mayores análisis: en octubre los ingresos provenientes de la

recaudación de impuestos y aportes y contribuciones crecieron un

escuálido 23%, en tanto que el gasto corriente y de

capital, sin tener en cuenta los intereses, subió 51%. Ya que

mencionamos los intereses de la deuda, digamos que crecieron 154%

pasando de 6.800 millones a 17.350 millones. Y por si faltara algo más

para terminar de complicar todo este panorama financiero

en que está sumida la Argentina, digamos que se duplicó el déficit de

las empresas públicas, pasando de 2.280 millones a 4.440 millones, en

igual mes.

Con estas pautas estrepitosas, no hubo otra alternativa que una

fuerte suba del déficit acumulado en los primeros diez meses del año,

llegando a 430.000 millones de pesos, sin contabilizar las

transferencias del Banco Central -que aumentaron 81%- y de la

ANSES -que subieron 53%-, ya que como en el anterior gobierno, se sigue

utilizando el dinero de los jubilados para enfrentar gastos corrientes.


Comparando con el año pasado, el déficit anual creció 67,8%. 

Si tenemos en cuenta una inflación anualizada de 40%, la acumulación

de déficit excede generosamente ese porcentaje, lo cual parece ser el

talón de Aquiles del gobierno de Mauricio Macri, que hasta ahora no le

ha encontrado la vuelta al tema de las cuentas

públicas. 

Sin dudas la recesión, la reducción y quita de retenciones junto a la mayor carga de los intereses por el aumento de la deuda para cubrir el creciente déficit fiscal, conformaron un cóctel que marcó el ritmo de este año, incluso con instantes de mucho mayor riesgo, que llegaron a comprometer seriamente la paz social, en especial en esta aproximación de las fiestas de fin de año, que tradicionalmente suelen generar un clima de belicosidad cuando las condiciones aparecen tan deterioradas como en el presente.

De acuerdo con cálculos que hacen economistas, este año el déficit fiscal terminará en 4,7% del PBI, contra 4,3% de 2015, esto sin considerar los pagos de intereses por la deuda, pues de ser así se llegaría a 6,3% del PBI, lo cual es realmente alarmante.

Cuando se alude a la disminución de ingresos, tenemos que por menores derechos de exportación, bienes personales, IVA y ganancias significó una merma de 219.000 millones de pesos, que representa el 2,3% del PBI. Por ahora no hay manera de compensarlo, pues se tenía fijado el objetivo de la reducción de los subsidios por medio del aumento de las tarifas, objetivo que resultó frustrado por las circunstancias conocidas, quedando ahora para 2017.

Autor: Redacción

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