La Palabra

Siempre cerca del deporte*

Desde muy pequeño me interesé por diferentes actividades deportivas, pero de manera especial por el fútbol y el automovilismo, seguramente influenciado por mis padres y mis dos hermanos mayores, que seguían las transmisiones radiales de los partidos y de las carreras. Mi padre, Luis, fue simpatizante de River; mi madre, Malvina, de Newell's Old Boys; mis dos hermanos, Willam y Erwin (fallecido), de Independiente. Me incliné por River y tuve que esperar muchos años para festejar un campeonato del “millonario”, en la época sin satisfacciones, con dieciocho años sin títulos, hasta que lo vi conseguir el título del '75 en Rosario. También seguía otras disciplinas, como el boxeo, que nos dio grandes campeones mundiales, en varias peleas épicas, con Horacio Accavallo, Nicolino Locche y después Carlos Monzón como protagonistas.  

Mi inquietud por el periodismo 

No sé precisar el momento, pero sí recuerdo que cuando jugaba en la calle o en el campito con los amigos, en el barrio donde nací y me crié -9 de Julio- tenía la debilidad de relatar los partidos. Mi primer apodo fue “Vitrola”, justamente por ese vicio de transmitir mientras corría detrás de una pelota, identificando a los compañeros de esos desafíos con nombres de jugadores profesionales de la década del sesenta. 

La decisión de iniciarme como comunicador 

En realidad, la inquietud fue de mi madre, que literalmente me empujó para que me inscriba en una prueba que había convocado Radio Rafaela a través de Leonelo Bellezze, en diciembre de 1970, para incorporar un par de colaboradores a la Corporación Deportiva Líder. La emisora había salido al aire por primera vez en mayo de ese año y el llamado se realizó al aire. Mi madre, que escuchaba el programa todos los días, me comentó de esa posibilidad y me anoté. Cuando recibí el llamado para presentarme, con apenas diecisiete años y con una buena cuota de irresponsabilidad, propia de un joven de esa edad, ingresé con total naturalidad al estudio mayor de LT28, que no conocía. Eramos varios, con las mismas ilusiones, pero había solamente dos lugares disponibles. Leonelo y Fortunato Nari, que era el Director Artístico de la radio, se encargaron de tomar los exámenes. En mi caso, ese mismo día, ya tuve buenas noticias, porque me comunicaron que me iban a llamar en unos días, como en definitiva ocurrió, el 21 de diciembre, una fecha que no voy a olvidar jamás, porque ese día cumplió años mi madre.  

Los primeros espacios que tuve para informar 

Mi primera experiencia fue en Deportes en Relieve, un programa que se emitió durante muchísimos años a partir de las 19:00, conducido por mi maestro periodístico, Leonelo Bellezze. En esa época también iba a las canchas de la Liga Rafaelina para hacer las transmisiones internas, con las formaciones de los equipos, todos los resultados de la AFA y hasta leyendo avisos publicitarios. También acompañé a Leonelo en varios festejos patronales en la zona y en carreras de autos y motos que se disputaban en la región. Recuerdo con mucho cariño esos trabajos, porque me dieron la posibilidad de formarme al lado de quien fue, para mí, el mayor referente de nuestro periodismo. 

Las formas de trabajo en aquel tiempo 

Los recursos técnicos eran muy limitados. Por ejemplo, para pasar la información desde las canchas a la radio, muchas veces teníamos que recurrir a los vecinos, que nos facilitaban los teléfonos de sus casas. Antes de los partidos, ofrecíamos las formaciones de los equipos, en el entretiempo pasábamos el resultado parcial y cuando terminaban nos íbamos a la radio para dar el final y hacer un breve comentario, que después ampliaríamos en el horario del programa, siempre escrito. Era una manera de empezar a familiarizarnos con el micrófono y a perderle temor. 

Los referentes que elegí de quiénes aprender el oficio 

El primero, obviamente, fue Leonelo, que me transmitió los consejos de los que nunca me aparté. Quienes nos consideramos sus discípulos, le tenemos que agradecer por enseñarnos a ser respetuosos en el mensaje que le hacemos llegar a quienes están del otro lado. Es fundamental tener una línea editorial y defenderla en cualquier tipo de situaciones, que en el periodismo suelen generar algunos problemas y tragos amargos, porque es lógico suponer que una opinión no pueda conformar a todos. 

Lo que queda en el tintero para concretar 

Tengo algunas cuentas pendientes, que espero poder saldar en el corto plazo, como el de reeditar la historia de las “500 Millas Argentinas” en formato de libro. Me gustaría dar charlas sobre mis cincuenta años de experiencia en el periodismo, aunque en esta realidad que nos afecta no será posible, al menos por un tiempo. Volver a la radio también me seduce y no lo descarto. En definitiva, todos los proyectos que hoy tengo en mente, como no podía ser de otra manera, tienen que ver con una profesión que me apasiona. 

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Víctor Hugo Fux

50+300+50

Cincuenta años de las ya míticas 300 Indy. Medio siglo de periodismo para Víctor Hugo Fux, el mismo autor que ahora se muestra con su habitual minuciosidad y crédito en las páginas de un libro que parece de automovilismo, pero en realidad es de historia. Y nuestra. Persona creíble y apreciada en el medio y fuera del mismo. Un amigo de caminatas por los medios que obtiene un merecido reconocimiento a su labor. Es justo. 

Edgardo Peretti

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