Por Hugo Borgna
En este texto. que pretende llegar con buen éxito a sus lectores, hay varios temas relacionados fácilmente entre sí y también los que, para mostrar afinidad, deberán hacer un esfuerzo renglón a renglón y palabra a palabra.
Un homenajeado será Engelbert, melodioso y sensitivo en su canto junto a las canciones que sigue cantando, y su extensa y bien poblada biografía. Por si toda esta información no consiguiera estacionar con facilidad, nos apoyaremos en la ubicuidad de las bicicletas, las que, a pesar de los esfuerzos de algunos pedallistas, no consiguen todavía ser los usuarios exclusivos de nuestras veredas para caminantes.
Aunque no lo parezca en un primer intento de lectura, resulta fácilmente pronunciable decir Engelbert Humperdinck, sin que se pierda ningún sonido de letra. Entre sus éxitos clásicos, todos ideales para boliches bailables, están “Déjame en libertad” (consagratorio en 1967, tanto como el Long play que toma el mismo nombre), “El último vals” y “Las bicicletas de Belsize”, todos identificatorios de una primera generación de éxitos, pedaleando con felicidad y facilidad en el espacio del canto.
La letra de “Las bicicletas…” contiene buena estética y fácil asimilación de su elegante metáfora.
“Girando y girando el mundo continúa - No podemos cambiarlo, amigo mío - Vamos a montar ahora a través de los días- Juntos hasta el final - las bicicletas de Belsize - Llevarnos uno al lado del otro - y de la mano - cabalgaremos sobre Belsize”.
“Gira tus ojos mágicos - , vuelta y vuelta mirando todo lo que encuentra - llevarnos a través de los cielos - las bicicletas de Belsize. - Girando y girando los sueños que conoces - rodando por mi cabeza - vamos a disfrutar de ellos - antes de que se vayan - al amanecer todos (los muertos) están muertos: - sí, están muertos - las bicicletas de Belsize”.
“Llevarnos uno al lado del otro - y de la mano - cabalgaremos sobre Belsize - Gira tus ojos mágicos - vuelta y vuelta - mirando todo lo que encuentres - llevarnos a través de los cielos . las bicicletas de Belsize.”
Nos preguntamos cómo será sobre una bicicleta Engelbert Humperdinck. Y no tenemos duda.
Siendo un respetuoso de los métodos, los estilos y del modo de conducir la voz sobre una partitura, lo más probable es que circule por los espacios creados por las autoridades, llevando la media voz a la par si es que advierte que un volumen alto puede molestar a esos vecinos que siempre hacen acto de presencia y que tienen también derecho a ocupar espacios de tránsito.
Estamos tratando de decir lo bueno que es el cumplimiento de las obligaciones propias a la circulación, asumiendo que en el espacio hablado en el modo vereda, los ejecutantes del paso con pie propio tienen una preponderancia, ya que al destinarle ese lugar se intenta que desarrollen las vocalizaciones con todo éxito.
Para el buen tratamiento del coro de ciclistas, estamos preparados para aplaudir a quienes respeten cada lugar de circulación.
En bicicleta y por la vereda se desafina. Así lo perciben tantos, los que “ven” su espacio sorpresivamente invadido y no piensan precisamente en cantar, porque deben correrse a un costado para protegerse.
En una partitura, hay lugar para notas de canto y de apoyo.
Y por qué no, no se necesitará estar en Belsize para asumir las circulantes obligaciones.
Allá y aquí, si se cumple con los sitios previstos, el andar será una canción.