Suplemento Economía

Señales a mercados y recortes del gasto

Tras mostrar un giro hacia el sinceramiento de las estadísticas,

el Gobierno parece apuntar ahora a reducir el fuerte desequilibrio

fiscal, con un ajuste sobre los subsidios que, de confirmarse,

tendrá alto impacto sobre bolsillos ya extenuados por la

inflación.

El nuevo IPCNu del 3,7% cayó bien entre referentes cercanos a

los mercados, y en especial inversores bursátiles, que salieron a

comprar en tropel los bonos ajustados por coeficiente CER,

alineados con el costo de vida, porque su rendimiento aumentará a

medida que se admita una mayor inflación.


Ahora, la preocupación oficial está puesta en no generar

expectativas inflacionarias del 45 por ciento anual, que son las

que marcan el índice de enero proyectado a todo el 2014, lo cual

llevó al ministro de Economía, Axel Kicillof, a advertir que en

enero pasó "algo raro con los precios" y apuntar a especuladores.

Es que a partir de febrero el gobierno debería empezar a

mostrar "resultados" del último acuerdo de precios lanzado para

descomprimir las tensiones generadas por la devaluación del

23 por ciento aplicada a mediados de enero. Porque de lo contrario

las paritarias le pueden estallar en la cara a la Nación y las

provincias.

Ese acuerdo marcha con muchos problemas, en especial porque

sólo abarca 194 productos, cuando las góndolas tienen 10.000.

Pero sobre todo por la persistencia de expectativas

inflacionarias alentadas por la especulación y la falta de un

rumbo claro en materia económica, que dé certidumbre a los

operadores.

Un ejemplo fue el aumento de la presión impositiva sobre el

sector automotriz, que paralizó en enero un mercado que había

alcanzado récords en el 2013.

Este torniquete de impuestos tiene su punto de mayor impacto en

el denominado "impuesto inflacionario", según explicó el

exdirector del INDEC Víctor Becker.

Ese "impuesto" lo terminan pagando todos los consumidores, ya

que afecta a gravámenes como el IVA, cuya recaudación crece en

forma paralela a la inflación por el alza de precios.

Parte de la estrategia para frenar la escalada de precios

explica las negociaciones en carnes, construcción, insumos

industriales y medicamentos, entre otros rubros clave.


Entre las señales que el Gobierno empezó a dar a los inversores

hay varias vinculadas con el debilitado frente fiscal.

Kicillof dijo en esa línea que el Gobierno tiene "en estudio"

la reducción de los subsidios a servicios públicos como luz y gas.

Dio así otro paso en la línea iniciada por la presidenta

Cristina Fernández, cuando cuestionó a quienes compran dólares y

dijo que si tenían plata para hacer esa operación -rehabilitada

parcialmente- no eran merecedores de los subsidios

que financia el Estado.

Mientras admite que se encaminan a profundizar el ajuste,

aunque el Gobierno le pretenda poner otro nombre, Kicillof

insiste en denunciar una "campaña" destinada a generar clima de

incertidumbre.

Esa lógica llevó a la Presidenta a asegurar que hay sectores

que buscan hacer "volar por los aires" a su Gobierno, repitiendo

frases del consultor radical Miguel Bein, el mismo economista al

que la Casa Rosada había amonestado hace unos meses por informar

variaciones de precios.

Kicillof denunció "campañas destinadas a generar desánimo,

desilusión y que la gente tome malas decisiones", pero fue su

equipo el que convalidó la devaluación y llevó el dólar a 8 pesos,

generando aún más presión sobre los precios.

La medida se tomó ante las presiones del mercado financiero

para llevar el tipo de cambio a un nuevo escalón, por considerar

que está muy retrasado.


Es una pulseada que lejos está de terminar, si se tiene en

cuenta que aún hay cuatro pesos de diferencia -50 por ciento-,

entre el dólar oficial y el paralelo.

Esto sigue generando distorsiones en las principales variables

de la economía pero, en especial, incertidumbre entre quienes

deben tomar decisiones, lo cual explica -por ejemplo- que el

mercado inmobiliario continúe semiparalizado.

En ese escenario, por más que el Gobierno insista en que el

mercado paralelo es "ilegal, inexistente o insignificante",

continúa vivito y coleando, y marcando expectativas muy negativas

para la economía real.

Sólo una normalización del mercado cambiario permitiría

contribuir a devolver algo de racionalidad en las variantes

económicas.

Es que, aunque el gobierno pretenda ignorar su existencia, el

mercado paralelo y el dólar fuga existen y, como se le podría

hacer decir a Galileo Galilei, todavía "se mueven".

Autor: José Calero

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