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Semana Santa, una posibilidad

CIRIO PASCUAL. Anoche fue bendecido por el obispo Fernández en el atrio de la Catedral. Foto: M. Liotta

Antes de escribir esta nota lo pensé detenidamente, ya que para muchas personas esta semana será intrascendente en sus vidas, pero hay muchas otras que a lo mejor no descubrieron aún el enorme valor espiritual que tiene, es entonces cuando pienso, qué responsabilidad tenemos los cristianos que sí descubrimos su valía, aunque eso no quita que falte un largo camino aún de aprendizaje.

No se puede vivir la vida sin siquiera detenernos a revisarla, ya que seguramente se van juntando crisis, sinsabores, errores y todo se oculta, como en un sótano para no aceptar que somos seres falibles y que eso nos lleva a no juzgar a los demás, que también se equivocan. Es una gran distracción mirar la paja en el ojo ajeno, para no tener que modificar nuestra conducta…lo que está mal, lo que lastima al prójimo y a nosotros mismos y no advertimos, que limpiando el interior, nos quitamos un enorme peso.

Si realmente tenemos en cuenta, que las personas nos volvimos egoístas, materialistas, obsesivas por la moda, la comodidad y el poder, claro que cuesta creer, que un ser haya cargado sobre sí todas nuestras faltas, haya aceptado una muerte en cruz tan cruel y dolorosa y haya quedado tan solo con unos pocos seguidores, ya que la mayoría lo traicionó o por temor se alejó.

Jesús es un referente que deberíamos respetar, al menos por lo que representó en la historia de la humanidad y fue un líder increíblemente generoso, ya que nos regaló un don mayúsculo, la libertad, pero los seres humanos como siempre lo arruinamos, ya que la libertad implica una gran responsabilidad y para todos nosotros en innumerables ocasiones, es más fácil eludir las responsabilidades.

Claro, a veces elegimos entre una jornada de esparcimiento y una de oración, la de esparcimiento y Dios queda olvidado en cualquier lugar, pero qué pasa cuando se presentan serias dificultades y nuestra vida se complica y no encontramos la salida, ahí si nos acordamos y decimos: ¿adónde está Dios? pero ni tenemos en cuenta que pocas veces nos acordamos de él.

Es decir, cuando nos va bien lo acomodamos, cuando nos va mal no existe, pero no contemplamos la posibilidad de ser moderados, de considerarlo un amigo en quien verdaderamente podemos confiar y con quien podemos encontrarnos para ser mejores personas, capaces de aceptar que no todo en la vida es color rosa y que tenemos que aprender a construir una nueva manera de ser, para poder enfrentar la dificultades, sin por eso, cada vez que algo nos sale mal depositar la responsabilidad en Dios.

No siempre en la vida nos va a ir bien, pero este camino de cuaresma que culmina con esta Semana Santa, nos interpela como seres humanos y es muy rico si nos acompañamos con la Palabra de Dios, la oración, la reflexión, el silencio, solo así nos encontraremos con nosotros mismos y estaremos en condiciones de comenzar una vida diferente. Vivir con Dios es muy diferente a vivir sin él.

No dejemos escapar esta gran oportunidad de encuentro e intimidad con Dios, que no se cansó de darnos oportunidades para que descubramos el valor maravilloso de una vida con El. Tanto la cuaresma, como la Semana Santa con la que culmina, nos regala una gran posibilidad de renovación, conversión, liberación, que no debemos desperdiciar, ya que la Pascua es la Esperanza de los cristianos para no haber vivido en vano.

Es tan lindo vivir con la esperanza de una vida plena con Dios después de esta vida, es un motor que convierte lo que parecía negro e incierto en un camino de encuentro, que nos permitirá agradecerle al Señor, su muerte y resurrección…Las dificultades no son en vano, nos hacen más fuertes.

Cristo no se quedó en la cruz, resucitó y esa es nuestra esperanza como cristianos…entonces ¿vale o no la pena vivir un encuentro pleno con Dios?…
Semana Santa es una gran posibilidad para crecer, creer y amar más y mejor. Es mi más profundo deseo, que hayan logrado descubrir la importancia de un transitar los senderos de la vida con Dios, apreciando así su gran sacrificio y su enorme y misericordioso amor…

Autor: Alicia Riberi
Religión

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