Editorial

Seguridad en juego

"Latinoamérica ha tenido en su conjunto una de las décadas más prósperas que se tenga registro. Y al mismo tiempo, la gran mayoría de los países sufren una creciente ola delictiva". Esta frase corresponde al comienzo de una muy interesante nota de Marcelo Bergman, quien es coautor de un informe sobre seguridad ciudadana de la Universidad de 3 de Febrero (Buenos Aires). Aborda un tema realmente importante, ya que al margen de algunas situaciones puntuales, como son ahora la deteriorada red de energía eléctrica y la escasez de agua, la falta de seguridad continúa siendo el problema al cual se le adjudica la mayor importancia en cuanto a las carencias de la población.

Comenta el articulista, tanto en lo que sucede actualmente como más serio aún, lo que puede venir en el futuro inmediato en cuanto a la inseguridad, sosteniendo que constituye una verdadera paradoja el avance simultáneo de prosperidad e inseguridad, aludiendo al surgimiento de mercados paralelos ilegales respecto a productos de elevada demanda, como el caso de los celulares hasta las drogas, y la manifiesta debilidad del Estado para reprimirlos. Todo lo cual, en muchas situaciones puntuales, se ven acrecentados por conflictos sociales, e incluso militares, que terminan de acrecentar la violencia.

En casi todos los países latinoamericanos se registra una onda delictiva en expansión, aunque en cada uno ajustado a la modalidad del delito propio, siendo en cambio común el que cada vez haya mayor violencia dentro de esta perspectiva, en lo cual tiene mucho que ver la droga.

Con referencia concreta sobre la Argentina, se destaca que si bien comparte la tendencia regional cuenta con sus propias particularidades, destacándose por ejemplo que si bien tiene tasas de homicidios por debajo del promedio de la región, en cambio las de robos se encuentran muy por encima del promedio, formulándose la aclaración que de todos modos los datos son muy pobres, con lo cual queda reflejada la debilidad institucional.

En cuanto a la tasa de homicidios se deja constancia que "en Argentina se registran aproximadamente 2.400 homicidios al año, que son muchísimos. Esa cifra es una tasa de 6 cada 100.000 habitantes", agregándose "supongamos que se manipulen las estadísticas y se hagan pasar por causas indeterminadas algunos casos que fueron en realidad homicidios. De todas maneras la tasa no excedería a 7 u 8, que es grave cuando se compara con Europa, pero no con respecto a la región. Para tener una medida de comparación, tomemos el caso de Venezuela, que con 10 millones menos de habitantes, tuvo 22.000 homicidios el año anterior, o sea casi diez veces más que en nuestro país".

En cambio, según comenta el articulista apoyándose en muy interesantes datos sobre el mapa delictivo argentino, el problema grave se encuentra en los robos, ya que uno de cuatro habitantes fue víctima de un robo en los últimos 12 meses, pudiéndose dar cuenta que aquí se roban 2 millones de celulares al año, lo cual arroja el curioso promedio de 3 celulares robados por minuto. Pero además, cada año son robados 60.000 automóviles que jamás vuelven a aparecer, por lo cual debería presumirse que son llevados a países limítrofes o bien desarmados para ser vendidos como autopartes. Lo del rubro automotor no queda ahí, ya que a otros 120.000 propietarios de automotores le han robado de su vehículo algo durante el transcurso del último año. Otras dos cuestiones que están en crecimiento, son la piratería del asfalto y los robos domiciliares.

Se apunta que el creciente consumo de drogas en la Argentina es uno de los factores que hace subir los delitos callejeros, conocidos como salideras bancarias, arrebatos, ingresos domiciliarios, o secuestros en plena vía pública, además de los robos cometidos en accesos a las grandes ciudades.

Ya en la parte final de este alarmante informe sobre la delincuencia, que toma la amplitud latinoamericana pero enfoca en especial a nuestro país, se consigna que "hay muchos indicios de que las cosas se están poniendo peor", ya que la gente no denuncia mucho los delitos, pero las encuestas ver subir vertiginosamente los índices de victimización. El crecimiento del delito es notable en los últimos 4 años, viviéndose un proceso parecido al que tuvieron otros países de la región, en los cuales en el término de 10 a 15 años fueron transformados en un verdadero caos. Cierra sus reflexiones pidiendo "es hora que nos ocupemos del problema". Coincidimos completamente.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web