SANTIAGO DE COMPOSTELA, 30 (AFP-NA). - Centenares de
personas rindieron homenaje este lunes a las 79 víctimas del
accidente ferroviario de Santiago de Compostela en un funeral en
la catedral de la ciudad, lugar célebre de peregrinación mundial
que estos días se ha teñido de luto.
El día después de que el conductor, Francisco José Garzón Amo,
fuera imputado por 79 presuntos homicidios imprudentes, las
familias de las víctimas acudieron a la catedral acompañados por
miles de personas que se congregaban en los alrededores.
Mientras las campanas tocaban a muerte, el príncipe heredero,
Felipe, su esposa, Letizia, y el jefe de gobierno, Mariano Rajoy,
oriundo de la ciudad, llegaban al edificio vestidos de riguroso luto.
La adyacente plaza del Obradoiro, escenario desde el jueves de
un homenaje espontáneo a las víctimas con flores, velas y
ofrendas, se llenó poco a poco, mientras miles de personas seguían
el funeral mediante una pantalla en la cercana plaza de
Quintana.
La ceremonia se organizó una vez que la mayoría de las víctimas
fueron enterradas en sus municipios de procedencia.
Los memoriales y el duelo comparten protagonismo con la
investigación de las causas de la tragedia, que apuntan
principalmente al exceso de velocidad del convoy.
"Familias que habéis perdido a vuestros seres queridos: desde el primer momento os hemos tenido en nuestro corazón, como también os han llevado en su corazón Galicia, España y tantas personas más allá de nuestras fronteras", dijo en su homilía el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, a los presentes, muchos cabizbajos y sin poder contener las lágrimas.