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¡Salta Violeta!



Seguramente, no debe existir argentino alguno de haya superado los cincuenta años que no tenga un payaso favorito, ya que todos crecimos (me incluyo) con esos personajes muy presentes en nuestras vidas.

Sin embargo es difícil encontrar alguna definición clara sobre la básica –y siempre difícil- tarea de hacer reír. Según las definiciones existentes de nuestro idioma, un payaso “es un artista de circo, vestido y maquillado, que hace gestos y escenificaciones graciosas, y cuenta chistes para divertir al público”.

También aparecen aportes tales como “santimbanquis”, que son “artistas que realizan acrobacias o ejercicios”; y el “pierrot”, caracterizado como un “personaje popular del teatro francés que se caracteriza por llevar un amplio traje blanco y llamativos botones”. No hemos encontrado una definición confiable para “Tony”, aunque debe ser pariente.

En realidad las palabras son sólo eso. Pepe Biondi, José “Pepitito” Marrone y Alberto Olmedo eran payasos de alma y corazón. Claro que nosotros, los veteranos, seguimos amando a tipos tales como Carlitos Balá, Fofó (Alfonso Aragón Bermúdez, 1923-1976), Firulete (Gerardo Roberto Samaniego, 1923-2004) y el querido, apreciado, legendario e inoxidable por siempre Carlitos Scazziota (1937-2001), padre, tutor y encargado de la querida “Violeta”, la única perra de trapo con corazón y permanencia estable en el cielo de los locos lindos que aún sueñan y la extrañan. EDP

Autor: REDACCION

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