La RSE (Responsabilidad Social Empresaria) tiene que
ver con el crecimiento, pero fundamentalmente, con que ese
crecimiento sea sostenible.
China es uno de los países que se mantienen en las noticias,
tanto económicas como empresarias, durante los últimos años por su
sorprendente capacidad de crecimiento.
Sorprendente por lo intensa y sorprendente por lo sostenida. Ha
resultado ser, durante los últimos años una suerte de concentrado
que permite ver las diferentes etapas que se van cubriendo, en
este caso en forma vertiginosa, necesarias para la evolución de un
país que pasa de una etapa de baja y precaria industrialización
hacia la vanguardia de la tecnología aplicada.
El gran disparador de este cambio ha sido un cambio político,
un cambio de reglas que generó las condiciones para el desarrollo
y facilitó el cambio de actitud humano necesario para que el
cambio se implemente.
La metáfora utilizada por el semanario The Economist sigue
siendo tan clara como concreta para ilustrar el cambio; el Estado
cambió las reglas de juego de forma tal que el campesino que tenía
asignada una parcela para cultivar zapallos pasó de tener que
entregarle la producción al Estado y quedarse con lo necesario
para cubrir su supervivencia personal y familiar
(modelo con el que lograba que difícilmente hubiera excedentes
importantes de producción) a entregarle al Estado un mínimo de su
producción para poder quedarse con todo el excedente que fuera
capaz de generar.
Un cambio de reglas que seguían siendo iguales para todos pero
que, en este caso, les permitía a cada uno que llegara tan lejos
como se propusiera y fuera capaz.
En este sentido China no se diferencia del resto del mundo,
donde todas las actividades (incluyendo los negocios, por
supuesto) se desarrollan dentro de un marco delimitado por
terceros que no forman parte de -en este caso- los negocios. Estas
son las reglas de juego que deben ser cumplidas por todos y
funcionan como límites externos. Quienes quiebren las reglas deben
salir del "juego" y quienes las respeten podrán llegar tan lejos
como les permitan sus energías y su talento.
China se transformó en una locomotora que avanzó ganando cada
vez más velocidad. Velocidad que generaba vértigo y vértigo que
hacía que fuera muy difícil tomar decisiones que frenaran el avance.
Ese avance se vio facilitado por decisiones, también políticas
relacionadas con las reglas de juego, que permitían algunos
"deslices" que evitaran la posibilidad de un freno.
El gobierno permitió replicar productos que eran entregados por
empresas extranjeras para ser fabricados o ensamblados gracias al
bajo costo de la mano de obra local porque consideraba que esa
"falta de respeto" a las patentes y a los esfuerzos en
investigación, desarrollo e innovación era sólo una "licencia"
temporal apuntada a lograr el entrenamiento necesario para que los
chinos se encuentren en condiciones de lograr, por si mismos,
desarrollos semejantes.
Esta flexibilidad que llevaba a invadir el terreno de lo ilegal
llevó a que las plantas, la producción de energía y todo lo
necesario para que el crecimiento no se detenga obviaba
consideraciones medioambientales, laborales y otras que en buena
parte del globo ya son cuestiones sobre las cuales se les presta
atención prioritaria.
.
DECISIONES Y CONSECUENCIAS
Hoy, para bien de la población china y mundial, el gobierno
está comenzando a tomar decisiones compensatorias con vistas a
dejar de hacer que el crecimiento tenga un costo tan innecesario
como doloroso.
Lo que le pasa a China le está pasando a muchos países y es un
indicador a tener en cuenta. China acaba de vetar importantes
proyectos de China Petrochemical Corporation (Sinopec Group) y
China National Petroleum Corporation (CNPC) por no cumplir con la
reducción de emisiones prefijadas. Proyectos potentes y
generadores de riqueza que se invalidan por ir en contra de la
naturaleza.
Los costos los están pagando antes quizás de lo que preveían
cuando fijaron las reglas anteriores.
Una cosa es que la población se acostumbre a las peores
situaciones y las tome como "normales" pero una de las industrias
que se está deteniendo abruptamente es la del turismo y este es
uno de los tantos indicadores que, no solo por su peso económico
sino por su capacidad de poner en evidencia lo que a los locales
les cuesta un poco más ver, ha tenido peso propio en el cambio de
política.
Lo que no se nota internamente no significa que no exista o que
no tenga peso económico ya que los gastos en salud crecen en forma
exorbitante y las complicaciones que genera en todos los aspectos
comunitarios son insostenibles.
Son los propios estándares chinos los que se han superado por
lo que la reacción del gobierno no tiene mucho margen para
demorarse o tomar el rumbo equivocado.
El caso chino es un caso que deja enseñanzas relacionadas con
la RSE que la enriquecen.
En primer lugar la necesidad de la diversidad en la toma de
todas las decisiones. Las empresas no son entes abstractos como
tampoco lo son los gobiernos y, si bien el gobierno chino sigue
siendo el emergente de un régimen particular no puede desprenderse
de lo que le ocurre a su comunidad ni las consecuencias que sus
decisiones generan sobre la población.
La competencia, y el estímulo que esta representa para
presionar para que mejoren las reglas de juego al tiempo de
empujar a los restantes jugadores a superarse, es una cuestión
relativa que depende del marco en el que está inmersa.
El valor de la comunicación y su consecuencia directa, el
conocimiento de lo que realmente pasa, es una de las herramientas
más eficaces para lograr que las cosas ocurran y puedan ser
cambiadas para mejor.
La RSE es un concepto de gestión que genera modelos que deben
ser implementados en todas las instancias y por todos los actores
para que sus resultados sean realmente enriquecedores para todas
las partes.
Finalmente es el tiempo el que se encarga de acomodar las cosas
para alinearlas con la naturaleza y es la presencia de la RSE, de
sus conceptos y modelo de gestión, el que permite que el tiempo
juegue a favor y no nos deje afuera de nuestras posibilidades de
reacción.
China está reaccionando a favor de la comunidad, ¿cómo no
habría de hacerlo nuestra empresa?