CHIBA
VICTORIA, 28 (AFP-NA). - La presidenta de
Brasil, Dilma Rousseff, interrumpió sus vacaciones para visitar el
viernes una región del sureste inundada por las lluvias que han
dejado 40 muertos en período de fiestas, la mayoría enterrados
bajo el barro, así como más de 70.000 evacuados, según el último
balance de la Defensa Civil.
Tras dos semanas de temporales que han provocado deslizamientos
de terreno y enterrado vivas a decenas de personas, el clima
comienza a mejorar en gran parte del sureste del país, y algunos
habitantes han empezado a remover escombros y limpiar sus hogares.
Decenas de miles de personas han pasado la Navidad sin agua
potable, electricidad o comunicaciones, mientras los alimentos
escasean en muchas ciudades.
Rousseff, que había comenzado el jueves sus vacaciones en una
base militar del estado de Bahia (noreste), sobrevoló el viernes
en helicóptero la región de Governador Valadares, en Minas Gerais
(sureste), un estado donde 17 personas han muerto por las lluvias
en diciembre y donde hay decenas de heridos y unos 9.500 evacuados
de sus hogares.
Dos niños de 11 y 3 años murieron el 22 de diciembre enterrados
bajo el barro que se desplomó sobre su casa en Governador
Valadares, en estado de emergencia luego de que la crecida de los
ríos causara grandes inundaciones, según la Defensa Civil.
Un total de 79 municipios de Minas Gerais, fronterizo con Rio
de Janeiro, han sido afectados por las lluvias, y 26 de ellos han
sido declarados en situación de emergencia.
En Espirito Santo, otro estado del sureste que ha sufrido sus
peores lluvias en 90 años, y que Rousseff visitó el día de
Nochebuena, la cifra de muertos ha sido revisada a la baja, de 27
a 23. También hay dos desaparecidos que las autoridades presumen
aún se encuentran bajo el barro.
Un total de 52 ciudades de Espirito Santo quedaron inundadas, y
unas 61.000 personas fueron evacuadas.