Editorial

Retracción económica

La economía de América Latina se contraerá un 5,2% este año, abrumada en especial por el desplome de los precios de las materias primas que la sustentan, en medio de la crisis global por las restricciones para contener la pandemia de coronavirus, según una estimación del Fondo Monetario Internacional.

Hace apenas dos meses y medio, el FMI con sede en Washington, indicó que esperaba un crecimiento de 1,6% para la región, que ya mostraba evidencias de una lenta actividad.

Esta vez, en su reporte Perspectivas de la Economía Mundial de abril, el organismo entregó su primera y desoladora evaluación sobre el desempeño económico tras el inicio de las cuarentenas y cierres de negocios en todo el mundo como resultado del Covid-19, previendo a nivel global, una contracción del 3% para 2020.

México, cuyo PIB declinará 6,6% -en comparación con el cálculo previo del FMI de un avance del 1%- aparece como uno de los países más golpeados entre las grandes economías latinoamericanas, afectado por el derrumbe de los precios del petróleo y las consecuencias de la recesión esperada en su principal socio comercial, Estados Unidos.

En tanto, Brasil presentaría una baja de 5,3% en su producción este año, luego de haber crecido un 1,1% en 2019, que espera un repunte del 3,4% en la actividad conjunta de la región si se cumple su escenario base de un gradual retorno a la normalidad hacia fines de este año.

Las economías emergentes y en desarrollo afrontan los impactos más severos si sus condiciones financieras ajustadas persisten o continúan los efectos paralizantes de cierres de negocios y desempleo extendido.

La entidad sostuvo, sin embargo, que la prioridad de las autoridades debería enfocarse en la contención de la enfermedad, con acciones diseñadas para mitigar los apuros económicos de las poblaciones.

El FMI -que se refirió al actual periodo como "El gran confinamiento"- destacó en particular la vulnerabilidad de las naciones de Latinoamérica por tener vastos sectores de economía informal, que deja instantáneamente a millones de personas sin empleo ni protección estatal, a lo que se suman sus débiles posiciones fiscales.

Otro factor de preocupación es la caída de los precios de las materias primas. El FMI estima que, en promedio, los metales industriales que exporta Sudamérica perderían un 10,2% de su valor este año y un 4,2% adicional en 2021.

El organismo espera que la economía de Chile -el principal exportador de cobre del mundo- se contraiga en 4,5% este año, al mismo ritmo que en su vecino Perú, que ha aplicado una cuarentena estricta para afrontar la pandemia, llevando a las grandes empresas del crucial sector minero a restringir sus actividades.

En tanto que Argentina, la tercera economía latinoamericana, sufriría para el organismo un declive aún mayor de su PIB al 5,7%, luego de haberse encogido ya en 2,2% el año pasado, en medio de un complicado escenario fiscal y de deuda, exacerbado por los severos límites al movimiento de personas dispuestos por el Gobierno.

Asimismo, la tasa de desempleo, de acuerdo con la estimación del organismo, será de 10,9%.

El FMI añadió que Venezuela, la nación petrolera sumida en una crisis hace años, presentó una alarmante baja de su PIB de 35% en 2019 y se dispone a contraerse un 15% adicional este año.

Todos los números son negativos y no deben sorprender que así ocurre, en medio de una pandemia que obligó a los gobiernos latinoamericanos a tomar diferentes medidas y adoptar distintas estrategias.

En nuestro país, desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) encendió todas las alarmas por la propagación de la enfermedad originada en China, desde las más altas esferas gubernamentales se decidió priorizar la salud por sobre la economía.

En buena medida, las reiteración de las cuarentenas, fueron impidiendo el crecimiento de la curva, tomando como referencia lo que ocurre en otros países, donde la cantidad de muertes y contagios son muy superiores.

Pero está claro que, durante ese mismo tiempo, la economía, particularmente en algunos sectores, que se vieron más afectados por no ser tenidos en cuenta en las sucesivas flexibilizaciones, no se podrá reactivar en el corto plazo.

Las previsiones, obviamente, no son alentadoras para lo que resta de 2020, un año que cerrará en rojo en el escenario de la producción y de las exportaciones, que son tan importantes para una economía que también está castigada a partir de una pandemia que ingresó en un marcado declive en algunos países europeos, pero que sigue golpeando con fuerza en nuestro continente, en particular en los Estados Unidos -registra las mayores cifras de fallecidos e infectados- y en mayor o menor medida en América Latina, donde uno de nuestros vecinos, Brasil, está atravesando una crisis que lamentablemente, no alcanzó su pico máximo

Autor: REDACCION

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