Editorial

Respetar a los animales

Cuando el calendario llega al 29 de Abril, todos recuerdan la celebración del Día del Animal aunque la mayoría de nosotros pensamos directamente en quienes cumplen el rol de mascotas aunque, en realidad, la fecha es abarcativa de cada una de las especies del reino animal. En la Argentina, el primero en preocuparse por la conservación y protección de los animales fue el presidente Domingo Sarmiento, quien creó la Sociedad Protectora de Animales tras impulsar la ley 2786 sancionada en 1891. La iniciativa estableció la obligación de respetarlos e impedir su maltrato y caza indiscriminada. 

La Liga Internacional de los Derechos del Animal en 1977 proclamó una declaración que posteriormente fue aprobada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Esta Declaración Universal de los Derechos de los Animales, en su Artículo Nº 1, expresa que "todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia" en el Nº 2 postula que "todo animal tiene derecho al respeto". Agrega que "el hombre, como especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos, violando ese derecho; tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales". 

En el Artículo Nº 3, establece que "ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos crueles". Y que "si es necesaria la muerte de un animal, esta debe ser instantánea, indolora y no generadora de angustia". Más adelante condena "el abandono de un animal" al que califica como "un acto cruel y degradante" a la vez que consigna que "todo animal de trabajo tiene derecho a una limitación razonable del tiempo e intensidad del trabajo, a una alimentación reparadora y al reposo". En tanto, el Artículo Nº 12 puntualiza que "la contaminación y la destrucción del ambiente natural conducen al genocidio".

Sin embargo, a través de la caza impulsada por una ambición económica desmedida o por simple distracción o entretenimiento, el hombre avanzó más de la cuenta con el reino animal colocando a una importante cantidad de especies al borde de su desaparición. 

Un ejemplo: sólo queda un ejemplar macho y dos hembras dentro de la especie de los rinocerontes blancos, en una reserva de Kenia, en Africa. Estos animales son vigilados por el Ejército para evitar que la caza furtiva generada por el tráfico ilegal determine su extinción. Los rinocerontes hace unos 26 millones de años que están en nuestro planeta y según los registros hasta mediados del siglo XIX, había cerca de un millón en Africa. No obstante, hace una década, el blanco del norte ya sólo existía en cautiverio y todo indica que más temprano que tarde seguirá la senda del rinoceronte negro occidental, desaparecido en 2011.

Otro caso tiene que ver con los simpáticos pingüinos. "A la par que aumenta su popularidad en la sociedad, sus poblaciones encaran declinaciones históricas. La sobrepesca está diezmando a algunas de las especies de las que se alimentan; el cambio climático está trasladando sus recursos y poniendo en riesgo su hábitat; y la polución, como los vertidos de petróleo, están poniendo en peligro sus colonias, inclusive las saludables" denuncia la Global Penguin Society (GPS). Once de las 18 especies han sido declaradas como vulnerables o en peligro de extinción. 

En la Argentina, según la reconocida Fundación Vida Silvestre, más de 500 especies de animales están en peligro de extinción en Argentina, entre aves, mamíferos, reptiles, anfibios y peces.

En el otro extremo de la conmemoración se encuentran las mascotas domésticas. ¿Cómo definir esa relación que se establece entre una persona, ya sea niño o adulto, con un perro o algún otro animal? Hace algunos años, la película "Marley y yo" retrataba la vida de un perro a lo largo de su vida junto a un matrimonio, siendo testigo del nacimiento de sus hijos y de su primera infancia. Si bien cuando era cachorro era rebelde y rompía cosas de la casa, con los años fue uno más de la familia. En el tramo final del film, a modo de despedida, el protagonista de la película le habla directamente al perro asumiendo una escena que se repite en tantísimos hogares. "Recuerdas todos decíamos que eras el peor perro. No lo creas. No lo creas ni un minuto. Porque nunca hubiera encontrado un perro así. Eres un gran perro y te amamos cada día, no importa que...es algo asombroso. Recuerda que te amamos. Quiero que recuerdes que fuiste un gran perro, Marley. Eres un gran perro", dice. No es más que el misterio del amor incondicional. "Un perro nos ama sin importarle quien somos, si somos ricos o pobres, inteligentes o tontos. Ellos nos aman simplemente porque sí. Lo hacen, y ya" sostuvo un crítico de cine al sintetizar el mensaje de la película.

Autor: REDACCION

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