Sociales

Reflexiones sobre ciencia y humanismo

Por Ing. Hugo N. Bruno*

La Real Academia Española, o simplemente RAE, define como cultura al conjunto de modo de vida y costumbres, conocimiento y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc. Veamos algunos párrafos que están en sintonía con esta definición de cultura:
• Disfrutar de la cultura es uno de los mayores bienes del hombre.
• La Física es, según mi criterio, una fecunda y maravillosa rama de la cultura.
• Mostrar sus logros, divulgar sus modelos y enseñar su simbología desde el principio mismo de la educación escolar será una meta que llenará de íntima satisfacción a quien lo alcance.
Aquí tenemos algunas definiciones donde distintos pensadores debaten entre la ciencia y la poesía, siendo esta última evidentemente humanista: Es normal intuir que la ciencia y la poesía sirven a divinidades contrarias: la inteligencia y las emociones. O, si se prefiere, a la realidad y la ficción. Pero los grandes poemas son miradas profundas sobre la realidad y los grandes avances científicos redefinen los límites de la imaginación, de manera que existe un borroso territorio de intersección, un hábitat compartido.
Alguien que está en contra de tal coexistencia es Samuel Taylor, quien propone que la poesía es opuesta a la ciencia ya que el propósito de la ciencia es adquirir la verdad mientras que el de la poesía es comunicar el placer inmediato.
Por su parte Richard Feynman, un físico tan excéntrico como profundo, dice: La ciencia nos enseña que la imaginación de la naturaleza supera a la del hombre y lamenta que los poetas no intenten retratar la visión actual del universo y los llama a resaltar lo valioso de la ciencia.
Más cáustico estuvo el físico y novelista inglés Charles Snow, quién escribió:
He estado presente un buen puñado de veces en reuniones de personas que, según los criterios de la cultura tradicional, se consideran exquisitamente educadas y que han expresado con considerable gusto su sorpresa por la falta de cultura de los científicos. En una o dos ocasiones me he sentido provocado y he preguntado cuántos de ellos serían capaces de enunciar las leyes de la termodinámica. La respuesta era fría y negativa.
Sin embargo, yo había solo preguntado algo así como el equivalente científico de: “¿Ha leído usted alguna obra de Shakespeare?” Creo ahora que, si hubiera preguntado algo todavía más simple, como: “¿Qué entiende usted por masa, o por aceleración?”, que es el equivalente científico de “¿Sabe usted leer?”, sólo uno de cada diez de los mejor educados habría tenido la impresión de que yo estaba hablando la misma lengua. Mientras se levanta el magno edificio de la física moderna, la mayoría de los humanistas más inteligentes del mundo occidental tiene de él tanto conocimiento como el que habrían tenido sus antepasados neolíticos. Por el momento seguiremos viendo normal que un humanista reputado al que todo el mundo escucha, sea un analfabeto funcional en ciencia y tecnología. También veremos normal que si un físico no ha leído a Shakespeare quede frente a los demás como un pobre ignorante.

Como he incursionado modestamente en ambas tendencias, expresaré a continuación mi opinión, la cual se encuentra más alineada con las ideas de Snow.
Es muy común escuchar o leer que cuando hay algún evento cultural se suelen incluir las artes, las letras, la filosofía y demás, pero casi nunca aparece la ciencia, como si no formara parte de la cultura.
Menos aun cuando se reúnen los que se auto proclaman intelectuales;
¿Ha visto usted algún científico invitado?
Pienso, por el contrario, que un científico tiene el intelecto mucho más desarrollado ya que puede comprender perfectamente cualquier creación de tipo humanístico. En cambio, estos últimos, cuando leen la primera página de un libro de ciencia, entran en pánico. Es más, ¿un intelectual podrá poner un satélite en órbita mientras el científico lee tranquilamente uno de sus escritos?
Hay muchos científicos que hicieron/hacen literatura, como es el caso de Snow, del famoso James Clerk Maxwell y otros, pero no conozco ningún humanista que haya escrito sobre ciencia.
El caso poco habitual es el de Ernesto Sábato quien comenzó su carrera como Físico atómico y terminó siendo un gran Literato. Le habrá gustado más, supongo.
Estoy seguro que esta escisión, fogueada por la cultura humanista en desmedro de la cultura científica, se debe simplemente al temor a lo desconocido, a su vez condicionado por el espíritu de supervivencia.
Un caso que ilustra todo lo expuesto, es el del científico argentino Juan Maldacena, niño mimado de la Física.
El mismo es autor de una teoría revolucionara, que unifica las teorías existentes sobre el mundo macro y el mundo micro. Es considerado por muchos el nuevo Einstein.
¿Usted lo conoce?


* Hugo N. Bruno es Ingeniero, habiendo sido Profesor Consulto de la UTN. En la actualidad se dedica a escribir sobre temas de divulgación. 



Autor: REDACCION

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