Cumplir 100 años no es poca cosa. En la vida de una persona, debemos aceptar que son casos excepcionales. En el de una ciudad o en el de una población, es más frecuente y puede advertirse claramente en nuestra región. En el caso de cualquier acontecimiento, lo más aconsejable es recurrir a los archivos para certificar semejante historia.
En el ámbito deportivo, específicamente, Rafaela viene siendo testigo de un año muy especial para el automovilismo y para el Club Atlético, que trabaja en un atractivo programa de actividades para celebrar sus 100 años como entidad organizadora de competencias de deporte motor.
Es el tiempo que ha transcurrido desde aquel lejano 25 de mayo de 1919, cuando los visionarios dirigentes de la prestigiosa institución, que por entonces tenía al fútbol como disciplina poco menos que excluyente, decidieron involucrarse en otro tema, que le permitiría alcanzar mayor trascendencia en una época donde eran poco frecuentes las carreras de autos.
Se asumió el desafío, con la puesta en escena de una competencia que perdurará por siempre en la historia centenaria de la institución y en su vínculo, que se mantiene inalterable hoy, con la visita de las categorías más importantes.
El evento deportivo, no solo generó expectativas a nivel local, sino también en el plano regional, como consecuencia de haberse diagramado un circuito que abarcaría a varias localidades del oeste santafesino y el este cordobés.
Un puñado de entusiastas participantes le dieron vida a la incipiente actividad mecánica llevada adelante por una entidad que se transformaría, con el paso de los años, en una de las más respetadas de la Argentina.
El compromiso asumido por esos dirigentes, tuvo una repercusión que pocos imaginaron. Anualmente, durante la primera época de esta rica historia, se siguieron transitando los caminos rurales.
Pero, vale la pena recordarlo, Atlético, como organizador de esas carreras, nunca perdió de vista lo que ocurría en el otro extremo del continente y más específicamente en Indianápolis, al convertirse las "500 Millas" en un espejo, donde se vieron reflejados todos los sueños.
Y aquella locura de realizar una prueba de similares características en este rincón del mundo, se vio cristalizada en 1926, cuando se llevaron a cabo las primeras "500 Millas Argentinas" en esta joven y pujante ciudad.
Desde entonces, el nombre del Club y el de Rafaela comenzaron a ganarse un lugar preponderante en la consideración de los entendidos, que cada año se trasladaban a este lugar de la Pampa Gringa para asistir a un evento que solamente resistía una comparación con los Grandes Premios de TC.
Con algunas interrupciones, la tradicional justa mecánica, se disputó hasta mediados de los '70, cuando la entonces Mecánica Argentina Fórmula 1 empezó a transitar por una pendiente que derivaría en su extinción.
Claro que, entre las fechas que siguen marcadas a fuego en la memoria colectiva de los rafaelinos, la cartelera se fue nutriendo de otros eventos, algunos de tremenda relevancia.
Como el de 1947, cuando los motores atronaron el centro rafaelino, en un trazado callejero que pasaba frente a la mismísima Jefatura de Policía, una referencia icónica en la geografía ciudadana.
O la epopeya del '71, cuando el óvalo recibió a hombres y máquinas de Indianápolis, en un acontecimiento único, pero lamentablemente, irrepetible hasta nuestros días.
Aquel 28 de febrero, se escribió la página más importante en la historia del automovilismo rafaelino, que hoy se evoca con la misma pasión de aquellos días, a pesar de haberse cumplido recientemente 48 años de una competencia que le rindió honores al bien llamado "Templo de la Velocidad".
También, a lo largo de estos 100 años, los escenarios utilizados sufrieron una notoria transformación. De los polvorientos caminos de la región, se pasó al circuito diseñado en la prolongación del boulevard Roca. Después se dio la última mudanza, para recalar en el espacio que ocupa desde 1953, cuando regresaron los protagonistas del TC para estrenar el óvalo de tierra.
Ese trazado, que siempre fue elogiado por su increíble compactación, un día terminó rindiéndose ante el progreso y la pavimentación, que se concretó a mediados de la década del '60 para adaptar el óvalo peraltado a las nuevas exigencias que planteaba el automovilismo de esos días.
La historia, sin duda, tiene reservadas futuras instancias de excepcional nivel, como la que se vivirá el próximo 26 de mayo, cuando a 100 años de aquella primera cita, Rafaela será testigo de una repetida visita de la categoría más convocante y popular del automovilismo nacional: el Turismo Carretera.
Pero antes de esa fecha, la más trascendente a lo largo de este año tan especial para la institución y la ciudad, la región vestirá sus mejores galas para recibir este fin de mes al "Gran Premio del Centenario". Una excelente idea de los actuales dirigentes, para rendir homenaje a quienes contribuyeron, con su valioso aporte, a escribir la historia grande de nuestro automovilismo.