Sociales

Reconocimiento al trabajo de las hermanas Cossettini

FOTO ARCHIVO// OLGA COSSETTINI Y UNA ALUMNA./ Docente de mente abierta para darle alas a los educandos.

En la sesión del pasado  15 de marzo de la Cámara de Senadores provincial, el cuerpo aprobó la creación de "La Casa de la Señorita Olga" en Rosario: un laboratorio pedagógico y museo interactivo en la casa que perteneció a las educadoras Olga y Leticia Cossettini.

Alcides Calvo, quien votó favorablemente el proyecto de ley, manifestó que “se trata de un merecido reconocimiento a la incansable labor de las hermanas Cossettini, siendo que se destinará este espacio a actividades educativas, culturales, sociales y recreativas”.

"La Casa de la Señorita Olga" será un espacio de conservación, investigación, producción, socialización y difusión de experiencias educativas innovadoras, tanto para la formación de excelencia de maestros y profesores, así como de educación abierta a la comunidad.

De acuerdo al proyecto, también albergará una sección del Laboratorio Santafesino de Políticas Educativas, que tendrá la finalidad de elaborar propuestas de innovación, y desarrollar investigaciones y difundir experiencias en redes de intercambio.

Además, funcionará el Centro de Jubilados "Amigos del Paraná", que actualmente trabaja en el lugar, y también será sede de la Red Cossettini, y se incluirá un espacio de conocimiento, y reflexión, para la aplicación de la Escuela Serena en la actualidad, y se articulará con instituciones educativas ligadas al: teatro, música, letras, talleres, y artes plásticas, entre otros.


“LA SEÑORITA OLGA”

Hija de inmigrantes italianos -tanto su padre como su madre fueron maestros de distintas escuelas del sur de la provincia de Santa Fe, además de comerciantes-, Olga nació el 18 de agosto de 1898 en San Jorge. Entre sus hermanos, fue Leticia su compañera de proyectos y experiencias educativas. Cursó la primaria en la Escuela Fiscal de Rafaela y se recibió de maestra en la Escuela Normal de Coronda. Ya recibida, comenzó a ejercer la docencia en una escuela de Sunchales y, en 1930, asumió como regente del Normal Domingo de Oro de Rafaela. Allí comenzó a llevar a la práctica su convicción de que los mismos chicos y chicas podrían disponer de su disciplina y trabajar a partir de la experiencia, junto con los docentes y la familia, en la búsqueda de una escuela activa. En esa etapa también descubrió que el proceso de enseñanza y aprendizaje se podría dar con libertad y alegría, no en medio de formatos cerrados ni rigurosos.

En 1935, apareció un puesto vacante, en el norte de Rosario, y Olga fue nombrada directora: tenía 37 años. Un grupo de más de treinta personas, a quienes no conocía de antemano, fueron su equipo durante esos años. El trabajo de transformación sobre toda aquella (nueva) práctica pedagógica no fue tarea fácil en esos primeros años: su hermana Leticia fue fundamental, en ese sentido, para dar un vuelco a las clases tradicionales y llevar a los chicos a la calle, a la experiencia, al entusiasmo y al arte. El Coro de Niños Pájaros, el Teatro de Niños y de Títeres, la danza, la poesía o la música fueron las diferentes disciplinas y proyectos que Leticia sumó a la escuela de su hermana para darle un cambio a la experiencia del aprendizaje.

Después de una larga carrera dedicada a la educación, entre los ámbitos nacionales e internacionales, las hermanas Olga y Leticia fueron nombradas Ciudadanas Ilustres de Rosario, en 1985. Olga murió a los 98 años, en 1997, en la misma casa de Alberdi que habitó junto a su hermana.





 

Autor: REDACCION

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