El calor intenso puede traer varias consecuencias para la salud a cualquier edad, aunque uno de los grupos de mayor riesgo son los mayores de 65 años.

Moisés Schapira, director médico de Hirsch, Centro de Excelencia para Adultos Mayores y Rehabilitación, destacó que debe resaltarse que, "a medida que envejecemos, se producen cambios en la termorregulación y en la percepción de la temperatura: la piel se adelgaza y se desnaturalizan los receptores cutáneos de la temperatura, por lo que los mayores pueden tener dificultad para percibir con certeza si tienen frío o calor". Agregando que "experimentalmente se ha demostrado que con el envejecimiento, se presentan déficits de adaptación a las temperaturas externas, por lo cual en épocas de altas temperaturas, las posibilidades de sufrir un «golpe de calor» son muy altas".

Continuó explicando que "se debe ofrecer líquido abundante a efectos de rehidratar, pero nunca infusiones calientes ni muy dulces. Un chorro de agua en las muñecas proporciona alivio. Si la temperatura corporal aumenta, hay que sacar la ropa de la persona afectada, pasar una esponja mojada por la cara, y, en lo posible, dar un baño con agua fría", añadió. Schapira aseguró que "también es útil utilizar paños fríos y bolsas de hielo en la cabeza".

Para evitar los efectos del intenso calor, entre otras medidas se recomienda: tomar bastante agua antes de comenzar cualquier actividad al aire libre -bebiendo agua o jugos de frutas durante todo el día-, tomar baños frescos, usar ropa que quede suelta, de materiales delgados y colores claros, protegerse del sol con sombrero y usar cremas de protección solar, factor 15 o más.