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Recibimos el nuevo año... con Dios o sin Dios

Algunos leerán este título y reirán pensando que es una estupidez, otros se quedarán pensando y otros seguirán de largo sin detenerse a leer. ¿Por qué? Porque somos todos diferentes, porque nos criamos en familias más o menos creyentes, porque jamás nos interesó o tal vez nos interesó pero el materialismo nos anestesió y en muchos casos la ambición de poder nos cegó y perdimos de vista lo trascendente.

Desde mi niñez han pasado muchos años y he vivido muchos tiempos distintos, pero nunca vi tanta deshumanización, tanta hipocresía, tanta soberbia, tanta falta de principios y tanta falta de amor. Algunos crecemos y otros decrecemos.

Mi madre siempre ante todo fue muy humilde y nada ambiciosa y nos enseñó a respetar, a decir la verdad aunque duela, a ser solidarios, a escuchar a los que lo necesitan y sobre todo a amar y creo que muchas otras hacían lo mismo y tantos padres trabajaban de sol a sol para sostener el hogar sabiendo que su esposa velaba por sus hijos. Hoy la realidad es otra y yo también trabajé mucho, pero eso no fue excusa para no enseñarles a mis hijos lo verdaderamente importante, el valor de la familia, el apego a los abuelos, lo importante de unirse en los festejos familiares y obviamente tampoco es una garantía que los hayan aprendido todos, pero al menos lo intentamos. Muchas madres hoy se esforzarán a pesar del cansancio.

Hay gente que piensa que su fuerza, su capacidad todo lo pueden y no necesitan a ningún Dios, otros creen en un Dios, como un poder supremo, pero hasta ahí y hay muchos que creen en un Dios único y verdadero que todo lo puede, pero que nos regaló un don muy preciado, la libertad y que muchos lo utilizaron para no creer, para lastimar, para matar, para desacreditar, para calumniar, para destruir hasta la moral y la vida de un ser humano, pero hay muchos que usaron su libertad para ayudar, para compartir su tiempo y sus bienes con quienes más lo necesitan, que no escatiman esfuerzos cuando de ayudar se trata, hay miles de personas que oran silenciosa y anónimamente por el bienestar de todo el prójimo, por los que se sienten solos y abandonados, los que están en estado de indigencia, los que son víctima de calumnias infundadas, los que sufren el flagelo de la droga en todas sus manifestaciones -alcohol, fármacos, internet, pornografía…-, los que padecen hambre, las secuelas de tornados, tsunamis, huracanes, terremotos , los que son víctimas de asesinatos por sus creencias religiosas, los asesinatos de inocentes -cuántos Herodes habrá- y cuánto más…pero si supieran las cosas que mejoran o se evitan con tanta oración descubrirían su valor.

El haber elegido el camino de Dios no nos garantiza inmunidad, ni no enfermarnos, ni no pasar hambre, ni no sufrir, pero nos garantiza que no estaremos nunca solos, Dios nos cargará cuando más suframos, en cambio el que no cree en nada, tampoco cree que en algún momento le va a tocar a él y así será, siempre nos pasarán cosas, antes o después, pero con Dios hay paz, sin él hay desazón. He visto partir de este mundo gente incrédula y no mueren en paz, tienen miedo, creen que todo terminó allí, ya que cuando llega el final de nuestra vida, no saben qué pasará después, pero los que creemos sabemos que no todo termina acá, que si hicimos bien las cosas, si fuimos creciendo como seres humanos, si supimos dar amor, si en algún momento descubrimos a ese

Dios paciente y misericordioso que está para todos, podremos mirarlo a los ojos aunque muchos errores hayamos cometido y seguramente tendremos un lugar junto a él.

Queridos lectores no gastemos esfuerzos en vano, no nos sometamos a presiones tratando de mostrar la imagen que necesitamos, mostremos lo que auténticamente somos y viviremos más serenos, aceptemos la realidad, no tratemos de torcer el destino, ya que hay cosas que no tenemos el poder, ni la capacidad para cambiar o detener…podemos tener millones, podemos ser dueños de todo el poder del mudo, pero si Dios dice basta nadie podrá evitarlo.

Les deseo a todos un hermoso y saludable fin de año junto a los afectos y que lo comiencen mejor y a los que están sufriendo el dolor de una pérdida o la tristeza de la soledad vaya mi sentida oración por cada uno.

Feliz fin de año para todos y ante todo y sobre todo en paz! Dios los bendiga.


Autor: Alicia Riberi

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