Editorial

Realidad de EE.UU.

Más que una acechanza se trata de una realidad, que incluso tiene casi todas las perspectivas de ir empeorando: el avance de la pobreza en los Estados Unidos, que viene en compañía de la falta de trabajo. Dos males que se han ido acentuando, hasta llegar en este momento a un nivel que causa alarma, ya que la cantidad de pobres asciende a 46,2 millones de personas, es decir, uno de cada seis habitantes. Desde hacía veinte años que en la mayor potencia del mundo no se registraban estas cifras, realmente preocupante, ya que los efectos negativos no sólo los sufrirá en forma directa ese país, si no que se extenderán hacia gran parte del mundo, tal como viene sucediendo por otra parte, con las secuelas de la crisis de la "burbuja inmobiliaria" que desde hace casi cuatro años está haciéndose sentir, y con mucha fuerza, en gran parte del mundo, de manera especial el más desarrollado.

Esos más de 46 millones de personas constituyen el 15,1% de la población estadounidense, con datos sostenidos en los relevamientos hechos en el Censo de 2010, en tanto que el desempleo más reciente está en el orden del 9,1%.

Para estar dentro del nivel de pobreza en el país del Norte, se incluye a aquellas familias de cuatro miembros -padres y dos hijos- que tienen ingresos anuales inferiores a 22.314 dólares, o bien ingresos menores a 11.139 dólares cuando se trata de una sola persona. 

Pero claro, esta alarmante caída de los ingresos, que como en todas partes siempre afecta a los de menores recursos y posibilidades, tiene otras secuelas, como por ejemplo la atención médica, habiéndose comprobado en el aludido Censo que hay 49,9 millones de personas que no tienen ninguna clase de cobertura médica, lo cual pasó a constituirse en un nuevo récord, ya que la anterior marca tope era de 49 millones en 2009.

Lo cierto y concreto es que la economía de los Estados Unidos no logra despegar, mucho menos siquiera recuperarse de la crisis que la viene afectando desde hace casi cuatro años, que aunque con altibajos, nunca logró emerger con la solidez que tenía anteriormente a este tembladeral financiero que impactó muy fuerte en lo productivo, y que tal como se describe, provocó una verdadera debacle en el sector de la población más desprotegido, con topes récord en materia de pobreza, falta de trabajo y desprotección de la salud.

Pero además, lo que está ocurriendo muy claramente, es una resquebrajadura muy significativa en la composición de la sociedad ya que mientras los sectores más pobres han ingresado prácticamente en un estado de marginación, los ingresos de la clase media se mantienen no sólo a flote sino que tienen algún pequeño crecimiento, los privilegiados que están en lo más alto de la pirámide social, es decir los más ricos, han visto aumentar su riqueza un 42% desde 1980 a la actualidad.

La situación es realmente complicada, y el presidente Barack Obama no parece encontrar la salida, ya que además se entremezclan cuestiones políticas, donde los republicanos esperan sacar alguna ventaja que los afiance para recuperar el control de la Casa Blanca. Mientras, las discusiones siguen y traban casi todas las iniciativas, Obama machaca esperando la aprobación de un megaplan de reactivación, mediante el cual inyectaría 900 mil millones de dólares al consumo, ya que las anteriores grandes sumas dadas a las compañías, y especialmente para salvar a algunos de los mayores entes financieros, no dieron el resultado esperado. Ahora en cambio, el dinero iría directamente al circuito del consumo, buscando un efecto inmediato en la reactivación interna.

Como si los problemas de pobreza, ingresos inequitativamente distribuidos, falta de atención de la salud y otras consecuencias fueran pocas, el Censo del año pasado también volvió a poner en la superficie de la discusión la profunda división étnica que existe en los Estados Unidos, y que también reporta serias complicaciones. Los blancos no hispanos experimentan un 9,9% de pobreza, muy por debajo del promedio, en cambio los latinos establecieron un récord de 26,6%, aunque todavía detrás de los siempre más postergados afroamericanos, quienes tienen en su sector 27,4% de pobreza.

La vivienda es también otra problemática muy seria, ya que aun cuando después de la crisis de la burbuja los precios de alquileres y más aún de ventas se desplomaron, quienes necesitan para habitarlas, quedaron todavía más alejados en cuanto a la posibilidad de cualquiera de las alternativas. Hoy el poco dinero que ingresa en las familias, se destina íntegramente para alimentarse, no quedando resto para alquilar. Este es el Estados Unidos 2011.  

Autor: Redacción

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