Editorial

Rafaela y el Diario, un año más

Rafaela celebra un nuevo aniversario inmersa, como el resto de la Argentina, en medio de una sensación de que las cosas podrían estar mejor. Desde 1881 acumula en su piel decenas de crisis pero siempre se sale adelante, con cicatrices quizás pero es necesario seguir. La pujanza y el progresismo que evidenció desde su primeros años como colonia, que la llevaron a ser sede de una de las primeras sucursales del Banco Nación en el interior del país a finales del siglo XIX y a ser considerada décadas después como la Perla del Oeste, todavía se percibe en su espíritu, en esa capacidad de emprender que distingue a muchos de sus habitantes. 

La matriz industrial que se desarrolló constituye uno de los pilares que sostiene la economía de la ciudad y la región, con empresas consolidadas que se proyectan en el mercado interno de todo el país y que también exportan a una amplia cantidad de destinos de todos los continentes. Lógicamente que toda ciudad tiene sus propias tensiones y problemáticas por tanto son parte de una región, una provincia y un país. La macroeconomía hoy marca el estado de ánimo a partir de la recesión y la alta inflación -que le gana por varios cuerpos al salario- que afectan tanto a los trabajadores, como a los jubilados, desocupados, empresas, instituciones e incluso gobiernos, más allá de que la devaluación pueda mejorar la competitividad de los sectores exportadores.

Y si bien el ajuste llegó para quedarse por un tiempo, hay que seguir. A las dificultades no deseadas derivadas de la crisis económicas, entre las que se pueden mencionar el aumento de la desocupación y de la pobreza, se le agregan los problemas habituales que se encuentran en la agenda de las ciudades argentinas: la inseguridad, el déficit habitacional y el tránsito entre otros. 

Se trata de escollos, o desafíos según el lugar desde donde se elija mirar, que se deben superar para avanzar en materia de desarrollo territorial. La planificación y la buena gestión representan herramientas indispensables en esta tarea cotidiana de hacer ciudad, atender los problemas del día sin descuidar la proyección a cinco, diez, quince y veinte años. Y la responsabilidad no es sólo del Estado, ya sea local, provincial o nacional, sino de la red de instituciones que deben aportar en el pensar y en el hacer para mejorar la infraestructura, promover el acceso a la salud y a la educación y garantizar un contexto favorable para la innovación, el emprendedurismo, el surgimiento de nuevas empresas y la generación de nuevas oportunidades laborales. 

Actualmente en Rafaela se llevan a cabo diversas obras públicas que, más allá de las caras largas del momento por la realidad económica, permiten ver el vaso medio lleno. La construcción del futuro hospital regional de alta complejidad, el nuevo desvío del tránsito pesado y la obra del Canal Norte constituyen buenos ejemplos. También que haya comenzado el proyecto para el Gasoducto Regional II que aumentará sustancialmente la capacidad de provisión de gas natural para las industrias, comercios y familias de la ciudad -y de otras localidades de la región-. Los pasitos que se están dando para poner en marcha, después de tantos años de demora, el nuevo acueducto amplía esa lista de cosas buenas que le están pasando a la ciudad y a la región. Como la reciente aprobación del proyecto técnico para que la Ruta Nacional 34 se refuncionalice como una autopista, lo que dará mayor seguridad vial a toda la región y su gente. 

La industria rafaelina siempre encontró limitaciones en la falta de energía barata, como el gas natural, tan necesaria para darle mayor competitividad en el mercado, ya sea nacional o internacional. Y en especial las empresas alimenticias requieren de agua potable para sus procesos, por lo que la falta de disponibilidad de este recurso restringe sus posibilidades de desarrollo. 

Quizás la discusión se genere en los tiempos que toman hacer las obras. El acueducto, la reconversión de la Ruta 34 y el gasoducto son obras estratégicas que demandan una enorme inversión. Todos quisieran avanzar más rápido, pero gradualmente se observan señales positivas. La consolidación de una Rafaela universitaria que año a año aumenta su oferta de carreras de educación superior expresa, cabalmente, el modelo de la ciudad que se proyecta. 

La reciente conformación del barrio número 40, bautizado por sus vecinos como Los Arces tras una elección abierta, refleja que el crecimiento de Rafaela no se detiene. 

Y en esta trama urbana se encuentra LA OPINION, un diario que nació un 24 de octubre de 1921 para reflejar en sus páginas el pulso de una pequeña ciudad que hacía apenas ocho años había dejado de ser pueblo en términos administrativos. Desde hace 97 años acompañamos a la gente de la ciudad para mostrar lo que nos pasa, lo bueno y lo malo, y para dar respuesta a la necesidad de estar informados. También educa, entretiene y se presenta como una tribuna de debate de todos. 






Autor: REDACCION

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