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¿Quiénes se forman para escribir? Cuatro experiencias.

Miguel Vitagliano, María Negroni, Yamila Volnovich y Tali Goldman cuentan cómo se componen los grupos que asisten a sus clases en Letras, Escritura Creativa, Artes de la Escritura y en el taller Cómo contar buenas historias respectivamente, al mismo tiempo que analizan cómo se dan esos procesos de escritura grupales en los que también se construyen universos lectores y se descubren herramientas a la hora de la escribir.
Negroni dice que el perfil de los alumnos que se interesan por la maestría no se ha modificado mucho e identifica que "en general son todos egresados de alguna carrera de Humanidades (esto incluye Comunicación, Letras, Psicología, Abogacía, etc.)".
"Lo que sí es impresionante es la producción literaria de los que pasaron por la Maestría. Han publicado libros, ganado premios y hoy por hoy la mayoría de ellos escriben para los suplementos literarios más importantes del país", destaca sobre la maestría en la que dan clases Luis Chitarroni, María Sonia Cristoff, Pablo De Santis, Pablo Gianera, Liliana Heer, Martín Kohan, Guillermo Martínez, Jorge Monteleone, David Oubiña, Alan Pauls, Guillermo Saavedra, Iosi Havilio, Eduardo Stupía, Alejandro Tantanian y Aníbal Jarkowski.
En Artes de la Escritura, Volnovich cuenta que "la matrícula partió de un primer estallido de 1700 inscriptos en el 2016 atraídos por la novedad de la oferta y el prestigio de un plantel docente en el que convivían escritores consagrados y jóvenes, así como académicos de gran trayectoria. Muchos dramaturgos, narradores y poetas que se habían formado al margen de las instituciones educativas se inscribieron a la carrera motivados por el deseo postergado de profundizar su formación en el marco institucional y público de la universidad. En los años siguientes la matrícula se estabilizó en un promedio de 500 aspirantes por año".
Ese equipo docente se compone de Alicia Genovese, Roque Larraquy, Tamara Tenenbaum, Ivana Romero y Marina Mariasch, entre otros.
Para Vitagliano, en los treinta años que lleva como docente en la Facultad de Filosofía y Letras "indudablemente" que sus estudiantes "han ido cambiando". "No podría ser otro modo, también cambió el lugar simbólico que tienen la literatura y otras disciplinas del arte en la sociedad, cambiaron los modos de entenderlas, los modos de leerlas, de interpretarlas y de valorarlas", argumenta.
"Los estudiantes son personas de su tiempo, no son ajenos a esas transformaciones, y afortunadamente en ningún momento he dejado de disfrutar su entusiasmo para discutir y para que pensemos juntos", reflexiona y reconoce que lo que nota "desde hace algunos años es que hay una mayor cantidad de estudiantes que ingresan con una mirada más definida de lo que quieren hacer con sus estudios, o que demoran menos en definirlo".
"No me refiero solo a la decisión por una orientación -Letras Modernas, Letras Clásicas o las distintas áreas de la Lingüística-, sino que parecen más convencidos de que se dedicarán exclusivamente a la investigación o a la crítica literaria, o si harán mayor hincapié en la docencia", puntualiza.
En ese punto señala que a veces los nota "apresurados por comenzar especializaciones y posgrados", y teme que "en el vértigo de esa carrera se les opaque el disfrute, el pensar aquello que se presenta innecesario con respecto a una especialización, ese gozoso derroche de imaginar –en este caso desde y por la literatura- sin limitaciones con sus compañeras y compañeros", lo que define como "fundamental en la vida universitaria". "Fundamental para cada estudiante en su formación personal e intelectual, como para todos nosotros como sociedad", específica.
Goldman, que subraya el aporte de la maestría en Untref en su escritura, hoy está dando un taller en Anfibia que se titula "Cómo contar buenas historias" en el que se trabaja "el proceso previo a sentarte a escribir, cómo pensar una crónica, un cuento o lo que quieras escribir", resume.
Sobre el perfil de los interesados, dice que "suelen ser egresados o estudiantes que vienen de Comunicación y quieren escribir más crónicas, hay muchos académicos dedicados a la investigación", lo considera "un espacio de incentivo" al momento de encarar la escritura, no un acompañamiento al proceso de escritura, sino "el previo".
De esta manera, ya sea con talleres, con licenciaturas o maestrías, quienes quieran encarar un proceso de escritura cuentan en este momento con un abanico muy amplio de posibilidades si quieren sea leídos por otros, mejorar sus textos o encontrar y ampliar el mapa de lecturas.  

Autor: REDACCION

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