Introducción
Cada tanto, me tomo un pequeño recreo en la tarea de señalar y corregir errores en el lenguaje oral y escrito, me alejo de la normativa (no mucho), y me vuelco a temas que están relacionados de una manera diferente con el uso de nuestro exquisito idioma, ya sea explicando el origen de alguna expresión, señalando palabras que no figuran en el Diccionario de la RAE o divulgando el origen de alguna reconocida marca registrada nacional o extranjera.
¿Qué decimos cuando decimos lo que decimos? es, como si dijéramos ¿qué estamos comunicando cuando nos expresamos?, ¿sabemos realmente lo que nuestras palabras se encargan de transmitir en ese momento?
En este caso, el análisis no parte del error ajeno, sino del uso coloquial de toda expresión o término que integra el léxico de los argentinos.
Si preguntáramos a cualquier persona, ¿qué significa la expresión “una condición sine qua non”? Seguramente esa persona respondería -con certeza- que se trata de una exigencia indispensable, imprescindible. Excelente respuesta. Pero, si siguiéramos indagando sobre qué es ‘sine qua non’, cuántas palabras componen la expresión, cuándo se usa y de qué lengua proviene... posiblemente la respuesta de esa persona a nuestra pregunta no sería tan brillante.
Y lo mismo sucedería con otras expresiones comunes: sin solución de continuidad, vestir de paisano, delito de lesa humanidad, negro sobre blanco, etcétera.
Ese es el objetivo de este libro: brindar a la persona que lee la posibilidad de adquirir los conceptos que le permitan gozar de un conocimiento no tan superficial de los términos y expresiones que utiliza cotidianamente y que puedan transmitirlo en sus círculos familiares y de trabajo de la manera más natural posible. En algunos artículos que pueden ofrecer dudas respecto de su verosimilitud, podrá leerse entre paréntesis y en una tipografía de menor tamaño la fuente donde se originó la información.
Como cada uno de mis trabajos, ¿Qué decimos cuando decimos lo que decimos? es una obra que puede empezar a ser leída en cualquier página, en cualquier orden y sin necesidad de seguir una pauta determinada.
Solo hay que tener deseos de conocer los secretos del idioma español.
Agradezco, finalmente, las elogiosas y cálidas palabras que, a manera de prólogo, me ha dedicado don Alberto Gómez Font, un verdadero maestro en el arte de las Letras, una constante guía para mí y para todos los que lo conocen y respetan como un precursor en todo lo relacionado con el buen decir y escribir.
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Bienvenidos al banquete
¿Alguno de ustedes sabe cuántos libros escribió el Profe Giménez...? En mi biblioteca hay tres, y en otra biblioteca que durante años fue muy mía -la de la Fundación del Español Urgente- hay, por lo menos, otros tantos. Pero nuestro maestro del bien decir y escribir sigue escribiendo, y esta vez nos obsequia con una deliciosa colección de historias de palabras y expresiones que usamos diariamente y muchas veces desconocemos de dónde vienen.
Y me encanta que uno de los artículos esté dedicado a un cóctel, el Bloody Mary, pues da la casualidad de que hace ya algunos años hablé sobre él en una conferencia (el público eran bármanes) y sostuve que se trata de un trago que se puede tomar a cualquier hora: en el desayuno, a media mañana, como aperitivo antes del almuerzo, por la tarde, antes de la cena y también después de ésta. Conté también que es el cóctel de las salas VIP de los aeropuertos, allí donde pasan un rato o varias horas los viajeros que esperan un avión o hacen escala para seguir su ruta y no saben muy bien qué hora es porque ya cambiaron una o dos veces de huso horario. Bueno, pues este libro de mi amigo el Profe Giménez es como ese cóctel, pues se puede leer a cualquier hora y en cualquier sitio o circunstancia, y siempre le sentará muy bien al lector.
También nos habla el autor de otros tragos espirituosos. Así nos explica cosas muy interesantes sobre el curazao y su nombre, que es español se traduce por curación; nos habla del vodca para contarnos que esa palabra no es ni más ni menos que lo que en nuestra lengua llamaríamos agüita, y también menciona al vino cuando nos aclara que chin chin es la onomatopeya para el brindis y a renglón seguido entra en la etimología de esta última palabra: el brindis.
Mas no solo nos tiene en cuenta a los que somos amantes de las bebidas fermentadas o destiladas, sino que además les dedica artículos a las más inofensivas, como cuando habla de las gaseosas de naranja, de lima o de limón para desvelarnos el origen de los nombres de dos marcas universales: Fanta y Sprite. ¿Y sabían ustedes que la bebida isotónica Gatorade está relacionada con los cocodrilos? ¿No? Pues les va a tocar averiguarlo en este libro, donde también encontrarán el porqué de los nombres de la Pepsi Cola y del Seven Up.
Ahora, ya degustados los aperitivos alcohólicos, nos toca pensar en qué vamos a comer, bien sea brindando con vino u optando por alguna de las bebidas anteriores, y en este libro hay interesantes explicaciones sobre algunos bocados. Ya tenemos así la mesa preparada para invitar a los comensales -en este caso los lectores- a disfrutar con la historia del lunch y su origen gallego, sí, gallego de Galicia, de España, aunque parezca difícil; a asombrarse con el descubrimiento de que el chop-suey no es ni un plato chino ni un nombre chino, por mucho que lo parezca; a comprobar que el sándwich no fue una creación solo de los ingleses, pues en muchas otras partes del mundo -en las culturas árabe, cristiana y judía- se comían alimentos entre dos pedazos de pan; y a acostumbrarse a que el nombre argentino -pancho- de uno de los muchos tipos de sándwich que se consumen en el mundo es, nada más ni nada menos, un acrónimo... sí, un acrónimo formado a partir de pan y chorizo, es decir: hay acrónimos comestibles.
¿Y si lo que vamos a deglutir es para desayunarnos? ¿Cómo llamaremos a los que en otros países hispanohablantes conocen como cruasán -del francés croissant-? Lo primero que nos aclara el autor de este libro es que, a pesar de ese nombre francés, no se inventó en Francia, sino en Austria, y lo segundo y más importante es que en la Argentina eso se llama medialuna (plural medialunas), nombre que al igual que cruasán tiene que ver con la forma de ese delicado pan mañanero.
Todos esos bocados pueden mejorarse añadiéndoles alguna salsa; pero aún nos resultarán más sabrosas si conocemos porqué se llaman como se llaman, y Esteban Giménez escarba en los nombres de la mayonesa y de la salsa golf. De la primera nos cuenta que proviene de la ciudad de Mahón, capital de la isla de Menorca -en el archipiélago de las Baleares, España-, y sobre la segunda reivindica su argentinidad, pues parece ser que la inventó un premio Nobel en el Club de Golf de la ciudad de Mar del Plata. ¡Qué cosas! ¿No?
Pero el banquete al que nos invita el Profe Giménez no termina con las bebidas y las comidas, sino que recorre todos los terrenos y los territorios de la lengua española, hasta un total de más de doscientas fotografías, y digo fotografías porque al igual que con la Pepsi Cola, el Sprite o el Gatorade, se menciona en este libro otra marca inventada, y es una de las que siempre se ponen como ejemplo cuando se habla de ese ejercicio de crear un nombre nuevo: Kodak. Y es fácil imaginarse al autor con una cámara fotográfica Kodak colgada del cuello, presto a tomarles fotos a todas las palabras que puedan resultarnos interesantes,
gozando de cada retrato lingüístico, para luego llevárselo a su laboratorio, al cuarto oscuro, y allí proceder al revelado de los negativos y al perfeccionamiento de cada uno mediante los filtros y el tiempo de exposición precisos. Por este libro es exactamente eso: un álbum fotográfico de la vida y la historia de nuestra lengua.
Si ustedes ya conocen alguna -o algunas- de las obras de mi amigo Esteban, ésta les va a sorprender, se lo aseguro, y les va a encantar como me encantó a mí. ¡Bienvenidos al banquete!
Alberto Gómez Font (Madrid, España) Excoordinador general de la Fundación
del Español Urgente (Fundéu), Exdirector del Instituto Cervantes de Rabat (Marruecos) y Miembro de la Academia Norteamericana la Lengua Española
*Los textos pertenecen al libro “¿Qué decimos cuando decimos lo que decimos?” de Esteban Giménez, Gram Editora, Buenos Aires, 2018