Editorial

Propuesto al Nobel

Apenas con un año al frente de la Iglesia Católica, y aunque ya fue puntualizado en otras oportunidades desde esta sección editorial reiteramos que han sido muchas las veces, y lo seguirán siendo -como en este caso- las referencias sobre el papa Francisco, el hombre que ha provocado una fuerte repercusión en el mundo, por todo lo que gira en su entorno. Sean los dichos como las acciones, con las cuales respalda sus palabras, trascienden hacia todos los ámbitos. Es sin dudas, una de las personalidades más resonantes que aparecieron en el escenario mundial en los últimos años.

Es por esa razón que el haber sido incluido entre los candidatos al Premio Nobel de la Paz -integrando una lista con 278 propuestos- no debe sorprender a nadie. Es más, en vista de todo lo realizado durante su papado, que excede largamente el marco del catolicismo, habiendo tomado parte con posturas claras y contundentes, alejadas de las rispideces, en cuanta situación conflictiva haya surgido, como así también en otras que vienen desde hace mucho tiempo y que nunca lograron ser superadas, el Papa da la impresión de estar aún más allá del Nobel de la Paz, que en este caso especial, tendría sobradamente merecido.

El motivo central por la inclusión de Francisco en esta nómina, cuyo designado con el Nobel será anunciado el 10 de octubre, ha sido el rol que tuvo durante la crisis en Siria, asumiendo con compromiso y absoluta responsabilidad su intervención, al punto que en la mayoría de los análisis, fue quien logró contener la intervención militar de los Estados Unidos en el país árabe, lo cual hubiese podido ser, para recurrir a una figura muy gráfica, el tratar de apagar un fuego con combustible.

Debe recordarse que en el mes de septiembre del año pasado, poco antes de celebrarse la reunión del Grupo de los 20 en Moscú, el Papa envió al presidente ruso Vladimir Putin una carta en la cual aseguraba con énfasis que "la opción militar no era la solución para el conflicto sirio, tal como era la postura estadounidense de ese momento, incluso advirtiendo sobre la posibilidad de su intervención militar.

Pero también estuvieron las acciones, como suele ser una conducta inalterable del Papa frente a esta clase de circunstancias, no limitándose sólo a las palabras y los escritos. En la Plaza San Pedro se puso al frente de una conmovedora jornada de oración y ayuno por la paz en Siria, la cual tuvo réplicas en muchos lugares del mundo, reclamándose enérgicamente por evitar la intervención militar.

Desde entonces, el Papa mantuvo una postura firme e inalterable, pidiendo cada vez que puede hacerlo públicamente y en todas sus entrevistas con mandatarios y jefes de Estado por "la reconciliación, la concordia y la reconstrucción" de Siria, todo lo cual fue determinante para que no se concretara finalmente esa posible intervención militar de parte de los Estados Unidos.

Aún sin conocer la totalidad de los nombres de los 278 propuestos, e incluso admitiendo que seguramente algunos o muchos de ellos reunirán los méritos suficientes para ser distinguidos con el Nobel, la figura del Papa Francisco los sobrepasa, sin necesidad de volver a reiterar argumentaciones. Como para tener una idea más precisa respecto a ese listado, digamos que allí aparece el nombre del presidente ruso Vladimir Putin, por su participación en la búsqueda de acuerdos en el conflicto en Siria, aunque después tuvo decidida actitud belicista en el caso de Ucrania. O bien Edward Snowden, el ex contratista de la CIA que divulgó una red de espionaje de los Estados Unidos a nivel mundial y actualmente está refugiado en Rusia.

Otros menos conocidos, también aspirantes al Nobel, son la estudiante y bloguera iraní Malala Yousafzai, de 16 años, baleada por los talibanes; el ginecólogo Denis Mukwege del Congo, fundador de un hospital en el que tratan a las mujeres que fueron violadas por los soldados rebeldes; junto a los activistas por los derechos homosexuales Igor Kochetkov de Rusia, Frank Mugisha de Uganda y Sunil Babu Pant de Nepal. Y además hay 40 organizaciones no gubernamentales de diversos lugares del mundo. Frente a estas menciones, la elección no debería presentar demasiadas dificultades.

Autor: REDACCION

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