Editorial

Presupuesto del déficit cero

Tras una esforzada en la negociación con gobernadores y legisladores, el Gobierno nacional logró finalmente presentar un proyecto de Presupuesto 2019 en el Congreso, donde también luego de sacrificadas búsquedas de consensos con la oposición se logró aprobar la ley que contempla una serie de previsiones sobre como será la economía argentina el año que viene, qué recaudará el Estado y cómo lo gastará. Se trata de pautas generales que guían la confección de los presupuestos provinciales y municipales así como también la planificación de las empresas, es decir si deben ajustar para enfrentar un mercado recesivo o bien invertir para prepararse a atender mayor demanda cuando llegue la reactivación.

No hay demasiados secretos en este ejercicio, expertos del gobierno y del sector privado estiman a partir de una serie de indicadores como piensan que será el año que viene. Y con esos elementos se hacen las proyecciones. Después que finalmente lo que se piensa ahora suceda en la realidad, es otro cantar. Es algo así como en el fútbol, un director técnico brinda en el vestuario ante su equipo una charla motivacional, táctica y estratégica para salir a ganar un partido de fútbol. Pero luego hay variables que no controla, desde el adversario hasta el árbitro, el clima o incluso el público, que con arrojar una piedra o gas pimienta puede marcar el desenlace de un encuentro de fútbol. 

No vayamos tan lejos. ¿Qué sucedió con la economía argentina en el 2018? En pocas líneas comprenderemos cuán lejos puedan estar las previsiones de las realidades. En el Presupuesto en curso -aprobado a dos días de la Navidad de 2017-, el Gobierno estimó que a lo largo de este año la economía argentina lograría un crecimiento del 3,5% del PBI y que la inflación promedio proyectada rondaría el 15,7% mientras que la meta del Banco Central de la República Argentina sería entre el 8 y el 12% anual. Asimismo, consideró que el valor del dólar promedio giraría en torno a los 19,3 pesos. 

En la práctica, el dólar coquetea con los 40 pesos -incluso en algún momento rozó los 42-, el doble de lo previsto. La inflación terminará el año entre el 45 y el 50%, muy lejos del 15,7% esperado. Y la economía caerá más del 2% mientras el Gobierno se había ilusionado con crecer por encima del 3%. Es decir, le erraron feo. El clima no ayudó, alguien arrojó piedras y gas pimienta, el árbitro no fue imparcial sino cobró todo en contra y el rival quizás tuvo su mejor partido. Por tanto aquel equipo que salió a la cancha a jugar el partido con una motivación, estrategia y táctica para ganar termina el 2018 con una dura derrota y todos los interrogantes sobre cómo será de malo el 2019. Porque esta vez la certeza es que el año por comenzar no será bueno sino espinoso. Queda por saber cuán grandes serán esas espinas, como cuando vamos a la enfermería a colocarnos una inyección y sufrimos de antemano por el tamaño de la aguja, convencidos que cuanto más grande sea mayor será el dolor que deberemos soportar. 

Tras la aprobación del Presupuesto 2018 hace casi un año, el diputado opositor Axel Kicillof se había mostrado muy crítico, lo que no sorprende puesto que está parado en la vereda de enfrente del actual Gobierno. Incluso había afirmado que "se trata de un Presupuesto de ajuste, de endeudamiento y las previsiones de la economía me dan gracia, porque son falsas". Acertó. 

En este contexto, el Gobierno nacional promulgó el martes último la Ley 27.467 de Presupuesto de gastos y recursos de la Administración Nacional 2019, que prevé un gasto de 4,17 billones de pesos. El 85,61% del total de recursos disponibles será utilizados para gastos corrientes y de capital de la administración nacional. La ley contempla déficit cero, una inflación interanual del 23%; caída de la economía del 0,5%; y destina más del 70% de los recursos al gasto de jubilaciones, salud y planes sociales.

El proyecto supone un valor para el dólar en promedio de 40,10 pesos; prevé que la recaudación tributaria subirá un 38,9%; se aumentarán los recursos para el Ministerio de Desarrollo Social en un 34,2% y que el consumo privado caerá alrededor del 1,6%. El resultado financiero del próximo año será nuevamente deficitario en unos 600.285,7 millones de pesos, siempre y cuando el peso no se devalúe por fuera de las previsiones.

La pregunta es: ¿se cumplirá efectivamente en la práctica este Presupuesto o sucederá algo similar a lo del 2018?







Autor: REDACCION

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