Editorial

Precios del combustible

En un país que se presume federal, son llamativas las asimetrías existentes entre usuarios o consumidores a la hora de acceder a bienes o servicios. La compleja maraña de subsidios a las tarifas de energía y del transporte en beneficio de los usuarios tanto de la Ciudad como de la Provincia de Buenos Aires constituye un claro ejemplo de las distorsiones impulsadas desde el propio Gobierno nacional, principalmente aquel que gobernó hasta 2015. 

La enorme diferencia que existía en el precio de la electricidad que pagaban los porteños y los santafesinos ofrecía un caso de esta inequidad en la distribución de los fondos públicos. Porque de eso se trata cuando el habitante de Capital Federal pagó por años una tarifa sustancialmente menor a lo que lo hacía el residente de cualquier pueblo o ciudad de Santa Fe. 

En el caso de los combustibles sucede algo similar, donde se replica un régimen de ganadores y perdedores. En las estaciones oficiales de YPF, la empresa estatal, se aplican dos estructuras o más de precios según el lugar del país donde operen. En la Ciudad de Buenos Aires, llenar un tanque de 40 litros con nafta premium Infinia cuesta 1.600 pesos, en cambio en una estación de servicio de Rafaela el precio a pagar es de 1.800 pesos. Y así todo el tiempo, por lo que anualizada la diferencia se amplía y se vuelve a ampliar. Entre un precio y otro hay alrededor del 13 por ciento, aunque en relación a otros puntos más alejados del interior puede llegar al 18 o 20%.

Lo sorprendente, intrigante e irritante a la vez es que ni el Gobierno nacional ni las grandes petroleras ofrecen una explicación simple sobre la disparidad de los precios. Podría interpretarse que la primera razón está vinculada a los costos logísticos. La petrolera angloholandesa Shell sólo tiene refinería en Dock Sud desde donde abastece a todo el país, Axion en Campana mientras que YPF cuenta con refinerías en La Plata, Mendoza y Neuquén. 

En el sitio especializado de surtidores.com, se indicó en base a consultas a fuentes de la industria que la diferencia de las pizarras de precios se debe en parte al costo del flete de zonas alejadas, pero reconocen que no es el factor determinante: en Capital Federal hay mucha competencia. Es decir, es en esa ciudad donde las marcas protagonizan la principal batalla por conseguir mayor participación de mercado. A estos motivos se suma uno más: es la ciudad que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) toma como referencia para medir la evolución del Indice de Precios al Consumidor (IPC).

La temática, o problemática desde la perspectiva del consumidor de combustibles del interior, fue abordada recientemente por el secretario de Energía, Javier Iguacel. La semana pasada anunció que el Gobierno comenzará a publicar el "precio indicativo de competencia" para el combustible en cada provincia, con el objetivo de evitar abusos. En ese marco, el funcionario consideró que "los precios en el interior están muy bien, en la Capital y el Gran Buenos Aires hay un desfasaje (de precios) todavía".

El Gobierno pondrá en marcha así un esquema de precios de referencia para que los usuarios estén atentos y puedan elegir la estación de servicio donde cargar en función de cuánto más cerca de esos valores se encuentran los surtidores. "Vamos a empezar a publicar el precio indicativo de competencia, que es el precio en el surtidor de cada provincia", informó Iguacel después de la polémica que generaron los doce aumentos de precios para las naftas y el gasoil que hubo hasta el momento en lo que va de 2018.

Si bien Iguacel reconoció el desfasaje entre los precios de Capital y el interior, no dio señales de que se avanzará en un proceso de equiparación para que no se registre esta desigualdad. El funcionario indicó que la iniciativa está en el orden de cuanto es el precio razonable competitivo en función de los precios actuales de la energía y el dólar.

De todos modos, es necesario admitir que la política de precios y promociones de las petroleras no es exclusiva de este sector. Cuántas veces se ha evaluado lo que sucede en el mercado de la leche, cuando empresas industriales instaladas en la región venden sus productos en las áreas donde se produce y se industrializa la materia prima con precios superiores a los que rigen en ciudades más importantes donde la competencia por vender es casi salvaje. He aquí la cuestión. 






Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web