Por Antonio Fassi
Aquellos precursores que programaron el Primer Pre Cosquín en enero del año 1972… ¿habrán imaginado que medio siglo después esa pequeña empresa musical se transformaría en un evento de tanta magnitud y convocatoria en su número de concreción artística de música y danza, con nada menos que 76 subsedes diseminadas a todo lo ancho y largo del país? Imaginamos que no. Pero debemos ineludiblemente buscar una respuesta a tamaño crecimiento y perdurabilidad. Y quienes desde hace décadas seguimos de cerca este trascendental hecho, podemos vislumbrar algunas respuestas aclaratorias que justifiquen su celebridad. En primer lugar la imparcialidad de los jurados (siempre bien elegidos por la Comisión Organizadora) donde 3 profesores de danza y 3 de música, determinan quiénes pasarán a la ronda final que premiará el mejor del certamen en cada rubro. Posterior a ello, el vencedor actuará en el Cosquín Mayor. Y si el cliente recibe un buen trato, ¡El cliente siempre vuelve! Hemos podido comprobar, tanto en danza como música, artistas que han vuelto a competir año tras año en busca del lauro final en el Atahualpa Yupanqui. Eso significa que se sienten respetados como artistas, donde el acomodo no existe y el jurado otorga premio al mejor preparado, sintiéndose satisfechos, agradecidos y respetuosos hacia el jurado y los organizadores. ¡Enhorabuena Pre Cosquín!, y que sigas por muchos años abriendo surcos y formando buenos bailarines y músicos que realmente aman nuestra tierra y la esencia espiritual de su arte. La Patria y los patriotas te lo agradecerán.