Suplemento Economía

Por qué las PyMEs no aprovechan la oferta

Y remarcamos expresamente los “pequeños y medianos empresarios”, por cuanto son los que mejor representan a la economía real -local, regional y hasta nacional- con su esfuerzo permanente y gestión personal en sus empresas. Y una característica aún más típica de su accionar, lo constituyen las “PyMEs familiares”, auténticos pilares de la actividad económica, y porcentaje altamente dominante en estas empresas.
Desde hace unos años, el Gobierno nacional ha dispuesto e implementado una serie de medidas específicas para este sector de la economía, que constituyen verdaderas acciones de políticas públicas activas, reafirmando un modelo con fuerte injerencia en tal sentido, buscando apoyar a estas PyMEs. Pero este empresariado, no siempre ha recibido dichas propuestas con sus mejores apreciaciones.
Efectivamente, existe un sector del mismo que exhibe un descreimiento y escepticismo notables ante estas herramientas puestas a su disposición, y por lo tanto, es reticente a usufructuarlas en todas sus dimensiones y posibilidades. En cierta manera, debemos aceptar y justificar la existencia de estas barreras, por cuanto nunca antes hubo continuidad en aplicación de políticas similares por un tiempo demasiado prolongado, y por lo tanto ellos han asistido permanentemente a lamentables situaciones de “stop and go”, traumatizantes para los intereses de sus empresas.
Pero, analicemos cual es la realidad actual. Con una decidida visión industrialista o, si se quiere, al mejor estilo “desarrollista”, el Gobierno nacional ha instrumentado una serie de medidas de políticas públicas activas hacia ese sector, como no se había visto en mucho tiempo. El amplio portafolio disponible, abarca créditos para reactivación productiva, compensaciones con crédito fiscal para capacitaciones, créditos con tasas subsidiadas, créditos para radicaciones en parques industriales, líneas específicas para jóvenes hasta 35 años, subsidios (sí, subsidios concretos, en dinero) para mejorar la competitividad con servicios de asesoramiento técnico (software, prototipos industriales, reingenierías industriales, certificación de normas de calidad, capacitación, etc.) Un ejemplo: en un solo Programa (PACC) más de 1200 empresas accedieron a subsidios por más de 53 millones de pesos.
Como se advierte en esas cifras –aún parciales, de un solo Programa- , hay una buena cantidad de empresarios que acceden a estos beneficios. Pero hay otros en quienes todavía queda subyacente una visión negativa hacia estas líneas, suponiendo fantasmas inexistentes como ciertas preferencias, recomendaciones, o hasta actitudes “non sanctas” para que estas se concreten. Nada más alejado de la realidad.
Empresarios conocedores de estos instrumentos, ávidos y acostumbrados a usufructuarlos en su justa dimensión, obtienen ventajas comparativas respecto a aquellos que siguen viendo de soslayo estas medidas, contribuyendo de esa manera a marcar mayores diferencias entre sí.
Por lo tanto, será necesario que estos empresarios reticentes, adviertan el cambio de políticas activas del Gobierno nacional, que dejen de lado sus preconceptos en este tema, que aprovechen lo que se les ofrece, venciendo esa resistencia equivocada de que todo lo que implementa el Estado en este sentido no funciona.
¿Papeles? ¿Carpetas? ¿Fotocopias? ¿Formularios? Y sí, todo eso se requiere. Existe un componente burocrático inevitable, pero que no es tanto como la negatividad del empresario supone en su imaginación.
Como pocas veces en la historia económica reciente, se disponen de herramientas de real utilidad y eficacia comprobada para el sector PyME. Sólo falta que este cambio sea advertido claramente por el mismo, y sepa obtener los beneficios que se le ofrece.
Otra política acertada y exitosa, es que estas líneas –en su mayoría gestionadas por la SePyME, Secretaría de Estado de Pequeñas y Medianas Empresas-, en un proceso de descentralización geográfica, están disponibles a través de sistemas de “ventanillas” en instituciones del interior, como las Agencias de Desarrollo, sin tener que remitirse a las oficinas centrales del Ministerio de Industrias de la Nación.
Obviamente, también falta mejorar el sistema financiero en general, para que vaya abandonando paulatinamente el hoy generoso crédito al consumo (menos riesgoso por lo atomizado, tremendamente más rentable para el sistema) para ir dando lugar al crédito para la inversión, donde se le dé más importancia a la evaluación de los proyectos de desarrollo y crecimiento de las pymes, que a su historia crediticia, o a su calificación por posibilidad de ofrecimiento de garantías. Además, si aceptamos que la inflación actual reconoce como una de sus causas a la falta de inversiones para responder al incremento de la demanda agregada, un cambio de tal magnitud en el sistema financiero, se transformaría también, en definitiva, en una política antiinflacionaria.
Como corolario de este análisis, es desear que en un futuro no muy lejano, este presente vaya evolucionando hacia la creación de un Banco de Inversión, Banco Industrial, o Banco de Desarrollo para apalancar este proceso, -hoy liderado desde el Ministerio de Industrias de la Nación-, y que quede plasmado en la economía argentina, como una política de Estado de apoyo a PyMEs.

CPN Carlos Arese
Director Ejecutivo Agencia para el Desarrollo de Santa Fe y su Región
carlosarese@hotmail.com

Autor: Redacción

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web