Lo que creo es que hay cambios, hubo muchos cambios sociales. Estamos asistiendo a una sociedad con avances tecnológicos exponenciales, con cambios sociales muy importantes, donde si solo se rigiera por el principio de la economía capitalista habría mucha más gente sin trabajo de la que hay, donde necesitamos de la política para garantizar la inclusión, donde hay una pelea entre sectores por poder, por los ingresos, por la economía. Me parece que lo que la escuela tiene, es dar cuenta de estos cambios. La escuela de Argentina fue una muy buena escuela hasta la década del sesenta o del setenta, y ahí desde la exponencialidad de los avances tecnológicos hasta cambios en economía y demás, ahí empiezan a necesitarse algunas mejoras en el sistema educativo. Por ejemplo la doble jornada, junto con eso la inclusión de una segunda lengua para ser estudiada, hoy es necesario que los estudiantes aprendan programación, lo que significa un sistema operativo, trabajen con saberes tecnológicos, aprendan economía. Y sin embargo la escuela secundaria especialmente, sigue manteniendo la estructura del siglo diecinueve. Porque además con todos los avances sociales la escuela secundaria se masificó, ya en los cuarenta y en los cincuenta, la escuela secundaria había dejado de ser para aquellos que iban a entrar a la universidad o iban a ser parte de las burocracias intermedias del estado: los maestros, o comerciantes, o los que iban a ir a la universidad que estudiaban los bachilleratos, porque antes los otros secundarios no habilitaban para el ingreso a la universidad. Entonces la pregunta es cómo el sistema educativo y cómo la política educativa procesa esta masificación del sistema educativo. Porque la secundaria por suerte es obligatoria con una ley del dos mil seis, y hoy ningún chico va a tener un desarrollo profesional, o laboral, o cívico, o individual, o social interesante si no termina un secundario. Entonces el secundario pasa a ser parte de lo que antes era la educación básica o la educación común o lo que fue la educación primaria, pero al no modificarse la organización, entonces entramos en una situación muy complicada. Porque es una secundaria preparada para seleccionar con una necesidad de una secundaria para todos. Y ahí empieza a haber problemas. Sumado a que cada vez más estamos en sociedades del conocimiento. Todo lo que tenemos desde el grabador, los teléfonos, las tazas, todo es valor agregado del conocimiento sobre la materia prima. Entonces si no tenemos una sociedad capacitada para hacer frente, para producir conocimiento, vamos a estar en problemas. A nivel social y a nivel individual. Todos estos cambios no fueron necesariamente incluidos para todos. Las escuelas de elite que atienden a los sectores socioeconómicos más favorecidos hicieron algunos de esos cambios –parchecitos- como jornada completa. Y en lo que hace a política general del servicio educativo, hay mucho por avanzar. Por otro lado para mí hay un concepto muy interesante, -y no lo digo desde el sentido común, porque me dediqué la vida a estudiar educación- y lamentablemente la gente cree que la educación no tiene o no implica un saber técnico específico. Y digo: ¿uno pondría a un no economista al frente del Ministerio de Economía? No se le ocurriría. Sin embargo en educación creemos que cualquiera puede deducir cualquier cosa y todos somos lo mismo. Después uno quiere explicar temas muy específicos técnicos y se encuentra con un debate sobre el sentido común que claramente a veces no puede, no tiene tiempo o no sabe cómo explicar. Por ejemplo el tema de la repitencia, que a la gente le parece fantástico. Sí, porque ese chico no se esfuerza y entonces tiene que repetir. Y en la secundaria esto es muy común. Y toda la biblioteca, toda la literatura educativa, sobre ese tema te dice ¡ojo! Hay que buscar otras estrategias didácticas que no sean la repitencia. La idea de la repitencia es que si le digo a alguien dos veces lo mismo aprende, si no lo prendió una, le vuelvo a repetir lo mismo y aprende. Y en realidad lo que dice toda la literatura educativa internacional y nacional es que si hacés repetir a un chico, ese chico después rinde menos académicamente -está hecho estadísticamente- y además deserta. Y que hay otras estrategias mejores como empezar a trabajar a principios de año, como buscar algunos caminos específicos, o hablar con los padres, trabajar en fin en un montón de cuestiones que son complejas. Y lo que siempre digo en educación como un principio básico es: miren, hay mucho por hacer, pero también hay modificaciones en el sistema educativo que se vinieron haciendo desde los cincuenta hasta hoy que valen la pena ser rescatados, y que vale la pena valorar el enorme esfuerzo que hacen los docentes en el día a día. Esa idea de que todos los docentes tienen la culpa de todos los males de la humanidad no es cierto. Y en educación vale la pena hablar más de qué logros tuvimos hasta acá y que desafíos tenemos a futuro, que es único modo de avanzar, porque si cada uno que viene dice que la educación es un desastre voy a tirar todo abajo, voy a poner la primera piedra, en realidad lo que hace es seguir en el mismo círculo de siempre. Entonces me parece que para poder hacer un buen diagnóstico educativo, hay que mirar qué se hace bien, y qué hay que mejorar. Por supuesto que hay muchísimo para mejorar, pero también hay que valorar lo que se hace bien. Porque si no, siempre estamos haciendo un diagnóstico errado. Los docentes hacen un esfuerzo enorme para mejorar la enseñanza de los chicos. Pero tienen malas condiciones, poco tiempo, y el Estado tiene que encarar procesos de mejoras importantes, muy especialmente en la escuela secundaria. En la primaria y en el jardín tiene que entregar los recursos didácticos que se necesitan en la escuela, por ejemplo los libros, de matemática, de prácticas del lenguaje, de ciencias sociales, de ciencias naturales, para que los chicos puedan estudiar. Yo soy maestra, y cuando ejercía copiaba todo el problema en el pizarrón, después el chico tenía que copiar el problema en el cuaderno, y recién ahí podía empezar a enseñar matemática, se me había ido la hora. Con un libro el docente trabaja en una página elegida y está todo listo. Que el docente pueda dedicarse a la tarea específica para la cual es designado.
Alguna receta en educación de otros países que se pueda aplicar en el nuestro
No creo en recetas que se puedan extrapolar de un país a otro. Porque la escala de un país define la posibilidad o no de aplicarse. Según la población y el ingreso per cápita. Creo que es importante señalar que una buena distribución del ingreso, que se ajusta, impacta positivamente en la educación. Cuanta mayor desigualdad, más difícil es trabajar para los maestros. Pero creo que hay como algunas claves que sí hay que tener en cuenta, por ejemplo: las políticas de consenso, la jornada completa, la política de distribución de libros que se da en gran cantidad de países, hay que seguir con la distribución de computadoras cuyo parque envejeció, y que son políticas que llevan a buen puerto. Cuando uno quiere diseñar políticas, hay que desagregar los datos. Tiene que ser un análisis minucioso porque si no, es para la foto de la tele. Me parece que tenemos que continuar trabajando con consenso y con datos de verdad. Y que hay que empezar por cosas concretas y resolver primero la coyuntura.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Silvina Gvirtz