Editorial

Populismo y pobreza

Poco tiempo atrás estuvo disertando en la ciudad de Santa Fe el escritor Marcos Aguinis, quien recordamos lo había hecho también aquí en Rafaela años atrás en la sala del teatro Lasserre, dejando muy interesantes reflexiones. Es que, aún siendo muy discutido, se trata de un pensador muy filoso, que nunca se queda en intermedios, si no que va a los extremos. Es decir, definiciones profundas, comprometidas.

Durante su exposición en la capital de la provincia, aludió sobre los riesgos de la cultura autoritaria y el deterioro de las instituciones de la República, profundizando en su rechazo a la conducta del gobierno nacional en estos años, del cual se manifiesta un férreo y contundente crítico, al extremo de afirmar que "ningún populismo combate realmente a la pobreza, porque necesita pobres". Un tema al que amplió sosteniendo que "el populismo es un movimiento que surgió hace tiempo, alcanzó un pináculo en el siglo XIX, adquirió sus malos procedimientos especialmente en el gobierno de Napoleón III, dando lugar a lo que se llama bonpartismo -que es la utilización de los fondos públicos y la asistencia social con fines exclusivamente demagógicos, no aspiran a cambios de fondo- acoplándose después el gatopardismo, que consiste en cambiar algo para que todo siga igual. Y en general el populismo se caracteriza por dos factores, si uno lo quiere reducir a un versión esquemática: el dinero y el poder, que son como hermanos gemelos que se apoyan el uno al otro. Hace falta acumular dinero para tener poder y hace falta poder para asegurarse la posesión del dinero. Y eso está vinculado a su vez con que en todos los populismos aparece un liderazgo, que en general es unipersonal, que no quiere dejar su sitio a otro, se opone a la alternancia y usa para eso formas muy diversas. Y tiene un círculo de cómplices que lo sigue, con una mentalidad sectaria y un triunfalismo basado en ese asistencialismo demagógico, que no tiene vistas a futuro. En los populismos hay políticas de corto plazo. Y ese corte plazo es negado con la mentira sistemática. En todos los populismos de cualquier país del mundo usted va a ver que se miente".

Realmente dura la definición de Aguinis sobre el populismo, aunque no deja de ser una de las visiones que más allá de sus alcances e interpretaciones, debe ser admitida como tal, del mismo modo que se deben aceptar los conceptos laudatorios que otros sectores tienen con estas metodologías.

En un reportaje publicado luego en el diario El Litoral de Santa Fe, se volcaron muchos de los pensamientos de Aguinis sobre temas que si bien vienen desde algunas décadas atrás, se encuentran estrechamente relacionados con el presente. Sostuvo por ejemplo, en cuanto a las victorias electorales de Cristina Fernández con tan amplísima diferencia, "no nos olvidemos de que en 1995 Menem arrasó, era invencible. Y eso porque también era populista; no hay mayores diferencias, por más que uno se diga de izquierda y diga que el otro era de derecha. Es más o menos lo mismo: la corrupción, las medidas de corto plazo, no hay políticas de Estado importantes. Entonces, cuando la población estaba feliz, porque tenía la sensación de que había dinero, un peso equivalía a un dólar, iba al extranjero y decía deme dos, y Menem arrasó".

Aguinis, nacido en Córdoba, fue formado en literatura, medicina, psicoanálisis, historia y arte, es autor de numerosos libros de diferentes estilos, destacándose entre ellos "La gesta del marrano", en el área pública fue secretario de Cultura durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Sostuvo además, respecto a la sociedad argentina "no podemos decir que sea una masa. Uno ve los resultados electorales y la mitad no votó por el kirchnerismo. Lo que ocurre es que hay tendencias dominantes que son usadas por el populismo con fines electoralistas e hipnotizadores. Entonces, se crea una sensación diferente de lo que está ocurriendo. El populismo se caracteriza por tener gobiernos autoritarios que se apropian de los medios de comunicación y que destruyen los poderes de la República. En todos los populismos el Poder Judicial no tiene fuerza y el Poder Legislativo tampoco. El que tiene fuerza es el líder que está arriba. Y de eso tenemos ejemplos extremos de carácter totalitario y otros de aspecto más democrático. Pero todo gobierno populista es elegido y luego se eterniza".

Autor: Redacción

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