Suplemento Economía

"Pobreza Cero", la promesa de campaña que complica a Macri

FOTO ARCHIVO NA PEÑA. A su discurso optimista, al igual que Macri, ahora le agregó una dosis de autocrítica y de realismo.

"El

hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras", reza

un proverbio árabe que serviría para sintetizar las dificultades

que atraviesa Mauricio Macri para explicar cómo su promesa de

"pobreza cero", mutó en el aumento de 1.500.000 pobres en su

primer año de gobierno.

No es que alguien haya creído que la pobreza desaparecería por

arte de magia con el cambio de gobierno. Ni siquiera que la

cuestión se resolvería en cuatro años de administración.

Pero lo que preocupa es que la mayoría de las medidas adoptadas

hayan agravado un deterioro social estructural en la Argentina,

mientras se instala una sensación riesgosa, fogoneada por los

gremios y sectores de la oposición: "Este gobierno sólo favorece a

los ricos y a sectores concentrados", sostuvo Oscar de Isasi, el

jefe de ATE Provincia de Buenos Aires.

Apelando a un lenguaje futbolero, Isasi dijo que la

administración macrista "nunca tira un centro para el lado

de los trabajadores".

El riesgo para Cambiemos es que esa idea se empiece a instalar

con fuerza y aparezcan millones de "Isasis" convencidos de que, en

definitiva, era cierto el parche batido por el kirchnerismo de que

este es un "Gobierno de CEOs", que viven "alejados de la

realidad".


Luego de atravesar una de sus semanas más difíciles, en el

gobierno comenzó a imperar cierto espíritu de autocrítica.

El aumento de la pobreza se debe a la "incapacidad de nuestra

dirigencia", dijo el jefe de Gabinete, Marcos Peña, aunque buscó

transmitir optimismo y confió en que en las próximas mediciones se

va a ir mejorando.


El informe sobre pobreza que elabora la Universidad Católica

Argentina, que el kirchnerismo siempre ninguneó y el macrismo por

ahora tolera como válido, adopta como una variable clave la

canasta básica y los niveles de ingreso.

La fuerte inflación del primer año de gobierno de Macri, como

consecuencia de la devaluación para salir del cepo cambiario pero

también de la escalada desatada por los formadores de precios que

la Casa Rosada no supo controlar, explica en buena medida los

números que cuestan aceptar en una Argentina donde la desigualdad

se agrava.

Hay 13 millones de pobres, un millón y medio más que a fines de

2015, en un escenario de conflictividad creciente y cierto

descontrol en la "administración de la protesta", como se notó en

el acto de la CGT, donde sus dirigentes se vieron desbordados ante

el reclamo de ponerle fecha al paro.


La "huida" televisada de Pablo Moyano del acto en Diagonal Sur

fue analizada con preocupación en el gobierno, y algunos ministros

sugirieron no subestimar la capacidad que mantiene el kirchnerismo

de dominar la calle.

No fue casual que las columnas de La Cámpora y de la Tupac

Amaru sobresalieron en forma llamativa en la marcha cegetista.


Habrá que ver si detrás de esas imágenes hay un movimiento de

protesta en crecimiento que pueda sintonizar con un reclamo social

en notorio ascenso.

"Estamos absolutamente convencidos de que hay una mayoría de la

Argentina que apoya la idea de cambio, y lo que seguro tiene claro

es que no hay camino para atrás", dijo Peña, quien dejó otra frase

que refleja un entendimiento del problema.

También, cierta impotencia: "Entendemos el cansancio que

provoca no llegar bien a fin de mes", dijo.

Para el economista Eduardo Levy Yeyati, "los números de la UCA

son la foto de lo duro que fue la recesión de 2016" y advierte

sobre la necesidad de que el Gobierno impulse políticas para

reducir la pobreza.

Carolina Stanley, la ministra de Desarrollo Social, admitió que

"se debe trabajar en un montón de situaciones en un país que

agonizaba".


La herencia es un tema que no debería obviarse en cualquier

análisis: Cristina Fernández dejó 11,5 millones de pobres, sólo

que, con la manipulación del INDEC, sostenía sin pudor que eran

apenas menos de 2 millones, el 5%.

Axel Kicillof, entonces ministro de Economía kirchnerista y

ahora diputado nacional, fue aún más lejos, y justificó dejar de

medir este índice porque era "estigmatizar a los pobres".

El desafío ahora para Macri es cómo avanzar en un cambio que

incluya reconocer la realidad pero, sobre todo, aplicar los

instrumentos adecuados para modificarla.


Autor: José Calero

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