Suplemento Economía

Película repetida

El retraso cambiario ya hace ruido en Argentina, todo se encarece al compás de tarifazos y aumento de combustibles, todo sube menos el dólar, que a impresión de cualquier argentino que peine canas hoy está barato.

La afirmación es clara y sencilla, el dólar subvaluado es usado como anclado con el fin de mostrar una aparente estabilidad macroeconómica en un año difícil para el oficialismo que tiene que revalidar su propuesta en las urnas.

La pregunta del millón: ¿Hasta cuándo se sostendrá el dólar? Nadie tiene la bola de cristal, pero sin dudas que existen argumentos técnicos que pone a la luz el actual retraso cambiario (el tipo de cambio multilateral que mide el banco central muestra valores incluso inferiores al valor de fines de 2014 cuando el gobierno anterior decidió la devaluación del dólar).

Es claro que en la medida que avance el año y se caliente la campaña electoral la incertidumbre hará que muchos inversores se refugien en el clásico billete verde presionando su alza e induciendo así nuevamente a los argentinos a pasar a un nuevo capítulo de la historia.

Esta semana el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, expresó en cuanto al precio del dólar que "el tipo de cambio que

tenemos hoy es mucho más competitivo que el que recibió este

Gobierno, lo cual no quiere decir que sirva para siempre, pero

hoy no es un obstáculo para que la economía crezca".

Además, sostuvo que los precios en dólares, en la Argentina,

"no son más caros que en el resto del mundo en el sector

servicios, pero en algunos sectores de bienes sí. Y ahí hay una

explicación muy clara, que tiene que ver con el nivel de

protección que tiene la Argentina".


UN AÑO DIFICIL

Sin dudas un año por demás complicado: la industria y la construcción que son los sectores de mayor tracción de la economía interna siguen mostrando que no se recuperan (los datos muestran caídas interanuales del -2,3% y -7,8% según el INDEC respectivamente).

La baja en estos cruciales sectores produce una elocuente baja en el consumo de las familias (-5,4% según CAME), que ven como sus ingresos pierden poder adquisitivo, lo que a su vez provoca una caída de rentabilidad en comercios y negocios locales. Toda una espiral concadenada de factores que atenta contra la recuperación de la economía.

El año recién empieza, el blanqueo más la cosecha gruesa y la supuesta obra pública ayudarán a mejorar las estadísticas, pero es evidente que se necesita más que un simple “tuneo” de la realidad para apaciguar la creciente conflictividad social, una sociedad que demanda más políticas que contemplen las necesidades de muchos sectores hoy postergados.

Autor: Lic. Alfredo Koncurat

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