Lo conocí una noche sentado él en un rincón del escenario mayor del Festival de Cosquín casi imperceptible en su figura pero tan gigante en su decir cantado y guitarreado. Después fueron encuentros y varias charlas intensas a su estilo profundo. Un tipo diferente a todos. Bastaba conocerlo nomás. Hijo de padre tan sabio como humilde, pero cantor. Y él, joven pero sabio como pocos. Aunque antiguo. Ingenuo como nadie. Reflexivo siempre. De lágrima fácil. Emprendedor con la música. Empedernido con la Patria. Le dolía toda injusticia. Seguía luchando para él y para los demás. Cercano a los hermanos Expósito. Guitarrero pero sin púa. Ladero de Vicente Correa amparando al prestigioso uruguayo Alfredo, el de Doña Soledad. Le pesaba Zitarrosa en el hombro cada vez que cantaba en el escenario. Y otra vez las lágrimas cuando recordaba. Gran tipo. De códigos inalterables. Lo seguiremos queriendo. Vamos Lele… ¡Ay!… las cosas, Vacío al horno, La mariposa, Casa vacía, El chingui chingui, Duele la Patria, o Amanda. La que quieras… o todas, mejor.
Raúl Alberto Vigini
*que falleció el 3 de noviembre de 2019 y casi no lo supimos… cuánta pena, sensible amigo.