Desde hace poco más de un año, la humanidad no ha tenido opción y ha debido involucrarse en una lucha sin cuartel contra una pandemia que modificó todos los órdenes de la vida, desde la forma en que trabajamos, nos educamos o nos recreamos. Y pesar de que las vacunas contra el Covid-19, un virus que también da pelea con nuevas variantes, se han desarrollado a finales del 2020 y recién ahora la oferta comienza a ampliarse, el miedo a contagiarse aumentó de la misma manera en la que la enfermedad se ha tornado más agresiva.
En estos días resurgió la discusión sobre el origen del coronavirus, porque no está claro dónde, cuándo y cómo surgió en algún lugar de China. Lo que sí es transparente es que ya causó más de 3,5 millones de muertos en todo el mundo. En este marco, varios países aseguran que aún está pendiente una explicación seria del gobierno chino sobre el virus, cuyo primer foco se detectó en la ciudad de Wuhan. Una de las hipótesis es que el virus, de origen natural, saltó de un animal a la especie humana en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV, por sus siglas en inglés), un laboratorio en esa misma ciudad que estudia los virus SARS, a través de una fuga accidental. Inicialmente no tuvo demasiado crédito, pero ahora la teoría del accidente del laboratorio ha salido de los márgenes del relato para ingresar en el reino de la verosimilitud, como planteó el diario El País. Recientemente, un grupo de 18 científicos de universidades de élite de Estados Unidos, como Harvard, Stanford y Yale, publicaron una carta abierta en la revista Science haciendo un llamamiento para que se considerase "seriamente" la hipótesis hasta que hubiese datos suficientes que permitieran descartarla.
Mientras el mundo procura desembarazarse del Covid, la agenda de desarrollo continúa vigente, con el cambio climático como uno de sus principales desafíos-problemas. Ahora también se suma como recuperarse de la pandemia, cuyos efectos a mediano y largo plazo no se pueden visualizar, siendo necesario un monitoreo de la salud en forma periódica para ver cómo afecta a los que se enfermaron y lograron recuperarse, pero también a quienes recibieron las vacunas, las que fueron aprobadas de urgencia sin completar todas las fases que requieren este tipo de investigaciones.
Ante los nuevos escenarios, comienzan a asomar propuestas para alimentar el debate mundial en torno a los nuevos desafíos. En este punto se inscribe la próxima Cumbre de la Juventud, la cual fue realizada por primera vez en 2013 por el Grupo Banco Mundial (GBM) para dialogar con jóvenes de todo el mundo sobre los temas más urgentes que enfrenta nuestra generación. En este 2021, la Cumbre de la Juventud del GBM que se llevará a cabo el 9 y 10 de junio, se asoció con la red Youth-Youth (Y2Y), la mayor organización de voluntarios del GBM, que busca inspirar y empoderar a los jóvenes dentro y fuera de la institución.
El tema de la Cumbre 2021, destaca la entidad organizadora, es la recuperación resiliente para las personas y el planeta. Las dificultades económicas, la pérdida de vidas y el sufrimiento humano observados en el mundo a un nivel sin precedentes, como resultado de la pandemia de Covid-19, han puesto de relieve las deficiencias de nuestra sociedad y han originado un llamado a actuar de manera práctica, inclusiva y sostenible. La Cumbre de la Juventud 2021 proporciona la oportunidad de llevar a cabo un diálogo mundial en que se destaque el papel de los jóvenes en la lucha contra los efectos del cambio climático y en el examen de las medidas y oportunidades para una recuperación resiliente para las personas y el planeta.
En este contexto, la entidad organizada resalta que se intenta avanzar en una recuperación centrada en las personas. Es decir, se promueve el bienestar, se fomenta la inclusión a través de la creación de empleo, la capacitación en habilidades y la educación equitativa y, al mismo tiempo, se aborda la desigualdad racial y de género, el acceso a la vivienda y la atención de salud, y se crean oportunidades para que los países frágiles puedan recibir financiamiento y contribuir al diálogo sobre cómo mitigar los efectos del cambio climático.
También se busca una recuperación centrada en el planeta: se pone la atención en reducir nuestra huella de carbono promoviendo la disminución de los desechos a través de una transición ecológica gradual para mitigar el impacto negativo del consumismo. Asimismo, se hace hincapié en las inversiones en proyectos de infraestructura sostenible, se promulgan leyes para frenar la pérdida de biodiversidad, se promueve la producción local para acortar la cadena de suministro y se incentiva a las empresas y sectores a lograr avances en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.