Por Liana Friedrich

 El nuevo poemario de Luisina Crespi nos revela otra muestra de su estilo sutil y etéreo, pero más depurado, quizás ya como resultado de una madurez estilística.Alejada de las ambiciones parnasianas,  otrora preocupadas por la objetividad, decididamente despersonalizante, su poética se acerca más a las características del romanticismo (*), por la delicada emoción y el íntimo lirismo que suscitan sus versos, los que conducen a un tiempo de libertad, para crecer y descubrir (o descubrirnos), en contacto con sensaciones y sentimientos: “Porque escribimos el tiempo en cada sílaba / con letras descalzas, sin ruido entre los días,/ y desnudamos un corazón herido.” (ÉL).      Tres voces líricas interpelan, interrogan, le exigen gestos y miradas al amor, tema central del decurso poético: ÉL, ELLA y YO (las tres partes que componen el libro): “Tu cara serena como el agua quieta en la mañana. /El desvarío de mi corazón en la piel / y nuestros rostros enfrentados / como la tormenta en el horizonte.” (ELLA).       Versos libres, sensuales, plenos de imágenes sensoriales  vinculadas a la experiencia amorosa, ligadas a la pasión y al erotismo, pero donde campea la nostalgia y el dramatismo por el bien perdido, porque culmina con el destino trágico del sentimiento, es decir, la ausencia del ser querido: “Despertar en la mañana y  sentir la piel / llorar como el rocío.”(…) “El tiempo es como el vuelo de las aves, /y  cada minuto / un aleteo que duele en el alma”…(YO).      El vocabulario sencillo, sin rebuscamientos, apela a las emociones mediante el uso de metáforas, un rico imaginario  (pleno de animismo), e incluso apela al símbolo, el desplazamiento calificativo y la metonimia, para expresar el sufrimiento del “yo poético”, que se encuentra sumido en la soledad, equiparable a una dolorosa muerte en vida: “Nuestros barcos de papel/ partieron en la mañana, cuando aún / los párpados del mundo dormían” (...) “Ellos saben./Mientras las horas pasan entristecidas /las páginas se vuelven pálidas”.(YO: versos finales). Prof. Liana Friedrich (*) Entre ellas podemos destacar:  Exaltación de los sentimientos y la subjetividad. ...Rebeldía ante la normativa literaria. ...Culto del yo, del individualismo. ...Valoración de la originalidad. ...Sublimidad estética. ...Exaltación de la fantasía. ...Nostalgia por el pasado…Influencia del fatum (destino trágico) en las decisiones de sus personajes.or

El nuevo poemario de Luisina Crespi nos revela otra muestra de su estilo sutil y etéreo, pero más depurado, quizás ya como resultado de una madurez estilística.

Alejada de las ambiciones parnasianas, otrora preocupadas por la objetividad, decididamente despersonalizante, su poética se acerca más a las características del romanticismo (*), por la delicada emoción y el íntimo lirismo que suscitan sus versos, los que conducen a un tiempo de libertad, para crecer y descubrir (o descubrirnos), en contacto con sensaciones y sentimientos: “Porque escribimos el tiempo en cada sílaba / con letras descalzas, sin ruido entre los días,/ y desnudamos un corazón herido.” (ÉL).

Tres voces líricas interpelan, interrogan, le exigen gestos y miradas al amor, tema central del decurso poético: ÉL, ELLA y YO (las tres partes que componen el libro): “Tu cara serena como el agua quieta en la mañana. /El desvarío de mi corazón en la piel / y nuestros rostros enfrentados / como la tormenta en el horizonte.” (ELLA).

Versos libres, sensuales, plenos de imágenes sensoriales vinculadas a la experiencia amorosa, ligadas a la pasión y al erotismo, pero donde campea la nostalgia y el dramatismo por el bien perdido, porque culmina con el destino trágico del sentimiento, es decir, la ausencia del ser querido: “Despertar en la mañana y sentir la piel / llorar como el rocío.”(…) “El tiempo es como el vuelo de las aves, /y cada minuto / un aleteo que duele en el alma”…(YO).

El vocabulario sencillo, sin rebuscamientos, apela a las emociones mediante el uso de metáforas, un rico imaginario (pleno de animismo), e incluso apela al símbolo, el desplazamiento calificativo y la metonimia, para expresar el sufrimiento del “yo poético”, que se encuentra sumido en la soledad, equiparable a una dolorosa muerte en vida: “Nuestros barcos de papel/ partieron en la mañana, cuando aún / los párpados del mundo dormían” (...) “Ellos saben./Mientras las horas pasan entristecidas /las páginas se vuelven pálidas”.(YO: versos finales).

(*) Entre ellas podemos destacar:

1 Exaltación de los sentimientos y la subjetividad. ...

2 Rebeldía ante la normativa literaria. ...

3 Culto del yo, del individualismo. ...

4 Valoración de la originalidad. ...

5 Sublimidad estética. ...

6 Exaltación de la fantasía. ...

7 Nostalgia por el pasado…

8 Influencia del fatum (destino trágico) en las decisiones de sus personajes.