Suplemento Economía

Otra vez, todas las fichas al "poroto"

Como

ocurre desde el 2003, el kirchnerismo se aferra a la tabla de

salvación de la súper soja, de 550 dólares la tonelada y cosecha

récord, aunque en esta oportunidad con la certeza de que las

exportaciones de esa oleaginosa y sus derivados serán casi el

único salvavidas capaz de mantener a flote el modelo.


Hace más de dos años, el mercado inmobiliario fue borrado del

mapa como dinamizador de la economía ´gracias´ al cepo cambiario,

y desde este aciago 2014 la industria automotriz corrió la misma

desgracia, por necesidades coyunturales recaudatorias y mala

praxis económica.


Así, la descomunal factura de combustibles y los vencimientos

de deuda saldrán otra vez del barril sin fondo de las retenciones

agropecuarias, toda una paradoja para el "modelo industrialista de

sustitución de importaciones".

Con esos fondos millonarios, el Banco Central se asegurará

los "sojadólares" necesarios para garantizar la "pax cambiaria"

al menos hasta agosto, mientras que Cristina Fernández intentará

solventar la "pax social" sostenida en subsidios a manos llenas

para distintos sectores, a pesar de que la estadística oficial

describe que la pobreza y el desempleo casi habrían dejado de

existir en el país.


La premisa es poner toda la carne al asador en materia de

gastos este año, y actuar -otra vez- como si no existiera un

mañana, ya que se acerca el final de ciclo, si se tiene en cuenta

que los tres candidatos con más chances de suceder a la jefa de

Estado (Sergio Massa, Daniel Scioli y Mauricio Macri) son mala

palabra para el ultrakirchnerismo de paladar negro.


La cosecha aseguraría una buena entrada de divisas por la

producción récord y los altos precios y así, otra vez, el gobierno

le enciende velas al denostado "yuyo".

El riesgo es que confiados en las soluciones mágicas de la

soja, los miembros del equipo económico pierdan de vista las

inconsistencias capaces de debilitar aún más el programa:

inflación, recesión, desempleo, devaluación, caída de la

inversión, presión impositiva récord, tasas por las nubes y

renovadas sospechas sobre las estadísticas oficiales.


A esto se suma un déficit fiscal que llegó para quedarse: en el

primer bimestre alcanzó los $ 9.700 millones, más de cuatro veces

el del mismo período del 2013.

Todo a pesar de la generosa asistencia del Banco Central al

Tesoro, que alcanzó un nivel récord de $ 20.000 millones entre

enero y febrero, según el Estudio Bein, que estima en $ 150.000

millones esas controversiales transferencias para todo el 2014.

Es que, con un gasto público creciendo a un ritmo del 45%, todo

fondo que gire el BCRA será poco para el Estado ´pacman´.


El panorama incluye otros datos: para los bancos, que hicieron

su agosto cobrando gastos operativos altos y volcando el negocio a

los préstamos al consumo en lugar de la actividad productiva, el

primer trimestre mostró una desaceleración notoria en los pedidos

de financiamiento.


Por eso apuestan un pleno a las promociones para el Mundial de

Brasil, y el arrastre que tendrá sobre la venta de televisores y

los paquetes turísticos. Pero ese jolgorio se acaba en un mes, y

acá hace falta pensar el partido a mediano y largo plazo.

Por ahora retomaron las promociones y las cuotas sin interés,

aunque a un nivel muy por debajo del 2013.

El gobierno también trata de hacer su aporte: en mayo podría

anunciar una suba del mínimo no imponible de Ganancias, que

dejaría fuera del alcance de ese impuesto a quienes ganan menos de

20 mil pesos mensuales, y así volcarían unos cuantos miles de

millones al consumo o al ahorro.


Igual, mantendría la lógica del "impuesto al trabajo",

fustigada por todo el arco sindical.

Inquietan, además, a la Casa Rosada, las estadísticas que

reflejan pérdida de capacidad de ahorro de vastos sectores de la

población, que recibirán un golpe de gracia con el tarifazo en

marcha en gas y agua, que se completará con el que viene en

electricidad, por la quita parcial de subsidios.


El alza de combustibles es otro frente que vacía bolsillos:

Miguel Galuccio, el CEO de YPF, convenció a Cristina sobre la

necesidad de poner los combustibles a precios internacionales,

pero esa estrategia sólo genera más presión sobre los gastos

cotidianos de la población.


El dato de la inflación anunciado por el INDEC, del 2,6% para

marzo, hizo resurgir sospechas sobre un organismo en el que pocas

cosas cambiaron y donde siguen mandando los "soldados" de

Guillermo Moreno, cuyo supuesto ostracismo en Roma no sería más

que un mensaje pour le gallery.


En el mercado hay quienes sospechan que Moreno no sólo sigue

influyendo sobre el INDEC, sino también sobre el secretario de

Comercio, Augusto Costa, quien le pediría asesoramiento en algunos

temas "sensibles" pendientes de la gestión anterior.

Si así fuera, la operación para instalar una desaceleración de

remarcaciones hasta ahora poco verificada en las góndolas, podría

naufragar en las heladas aguas de la realidad dominada por los

formadores de precios.


Los sondeos de expectativas siguen marcando que la mayoría de

los consultados continúan descreyendo del INDEC y proyectan una

inflación anualizada superior al 30 por ciento.


Pero el escenario más temido por la Casa Rosada se vincula con

los inminentes problemas de empleo.

Ya comenzaron a notarse dificultades en la industria automotriz

(terminales y autopartistas) y la del calzado, pero sectores como

el comercio y la construcción las vienen advirtiendo desde el 2013.


Para el economista Dante Sica, un experto en tomarle el pulso a

la economía real y conocedor como pocos de la relación con Brasil,

la Argentina va camino de una recesión que rondaría una caída del

1,5% del Producto Bruto para cuando concluya el 2014.

Es que, como machaca la presidenta, el mundo "se nos vino

encima", aunque los errores de política interna potencian el

riesgo de que nos termine aplastando.

Autor: José Calero

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