El se llama Howard, tiene 92 años y fue a visitar a su esposa Laura, de 93, que se encuentra internada en un hospital de los Estados Unidos. La mujer apenas puede ver, y él le cantó el tema que ella recitaba cuando él se fue a pelear a la Segunda Guerra Mundial.
Sus hijos y nietos decidieron reunirlos para que pudieran despedirse: en su encuentro, Howard, que casi no puede moverse, se acercó a la cama de su esposa, con la que está casado desde hace 70 años, y entonó la canción "You'll Never Know" (Nunca lo sabrás); la canción que la consolaba cuando él se fue a luchar en la Segunda Guerra Mundial, y que acabó convirtiéndose en el himno de su matrimonio.