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Oración Ecuménica: "Donde reina el amor y la unidad, allí está Dios"

Un momento del acto central en Santa Julia.
Crédito: EC

BUENOS AIRES, 24 (AICA).-El presidente de la Comisión Episcopal de Ecumenismo, relaciones con el Judaísmo, el Islam y las Religiones (Ceerjir), monseñor Pedro Torres, encabezó este jueves 23 de mayo el acto central de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

Reunidos en la parroquia Santa Julia, del barrio porteño de Caballito, de la cual es párroco el Pbro. Carlos White, participaron representantes de la Iglesia Anglicana, la Iglesia Católica Romana, la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas, la Iglesia Cristiana Bíblica, la Iglesia Nueva Apostólica, la Iglesia Reformada y de la Iglesia Metodista.

El octavario, con el lema “Amarás al Señor tu Dios y a tu prójimo como a ti mismo”, fue organizado en la arquidiócesis de Buenos Aires por la Comisión Ecuménica de Iglesias Cristianas en la Argentina (CEICA).

Las meditaciones de este año fueron realizadas por las comunidades carismáticas de Burkina Faso y la ofrenda se destinó a la cooperadora del Hospital Zubizarreta, que realiza una tarea importante de atención y cuidado de la salud pública.

Reflexionando sobre este momento de gracia, que tiene lugar entre Pentecostés y la fiesta de la Santísima Trinidad, el obispo de Rafaela señaló: “Vamos todos al mismo lugar, a la casa del Padre”; e invitó a “cantar juntos la alabanza al único Santo, al tres veces santo, al que nos amó primero”.

“Venimos a rezar, la oración es una cuestión de amor, donde nos contagiamos del amor de Dios. Orar es clamar, y el clamor surge del fondo del alma”, expresó y profundizó: “Lo interesante es que estamos clamando juntos, mirando para el mismo lado, tratando de mirar con los ojos de Dios. Para poder trabajar por la unidad tenemos que aprender a mirar con el mirar de Dios. Y el mirar de Dios es amar”.

Por eso, indicó que la vocación ecuménica tiene que ser una hospitalidad que está urgida. “El amor de Cristo nos apremia. No se trata solo de hacer, se trata de conmoverse, de sentir en el corazón el fuego que me lleva a mirar, bajarme de mi cabalgadura. No puede haber unidad sin humildad, sin la percepción de nuestra pequeñez”, sostuvo.

“Quien está herida es la unidad”, planteó el responsable de la comisión episcopal de ecumenismo y afirmó: “Hemos puesto el acento en lo que nos divide y es más lo que nos une: es Cristo, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre”.

Al respecto, consideró: “No sabemos cómo el Espíritu, que es el gran protagonista, va a unirnos. Estoy convencido de que el Cielo es ecuménico e interreligioso, porque Dios va a juzgar a las personas por el amor. Si vamos a compartir toda la eternidad juntos vayámonos conociéndonos desde ahora”.

“No podemos acostumbrarnos a vivir divididos. Nos tiene que sacudir la vocación ecuménica”, exhortó, e indicó que la ruptura de la unidad es como una noche oscura: “Hay que volver a Jesús, sentir con Jesús y buscar la unidad más allá de todas las tonteras”.

Monseñor Torres concluyó pidiendo que “Dios nos conceda la gracia de seguir rezando, de seguir conmoviéndonos. Que sea como venir a buscar anteojos esta celebración, para mirar con ojos nuevos, con los ojos de Dios”.

Por último, llamó a transfigurar las diferencias porque “donde reina el amor y la unidad, allí está Dios”.+

 

 

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