TRIPOLI, 16 (AFP-NA). - Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos pidieron ayer la renuncia de Muamar Kadhafi, cuya caída se ha convertido en el objetivo de la OTAN, pocas horas después de que el dirigente libio apareciera en las calles de Trípoli.
En una tribuna común publicada en cuatro diarios, el presidente estadounidense, Barack Obama, el francés Nicolas Sarkozy y el primer ministro británico David Cameron juzgaron "imposible imaginar que Libia tenga un futuro con Kadhafi".
"No se trata de echar a Gadafi a la fuerza (...) Pero es impensable imaginar que alguien que ha querido masacrar a su pueblo tenga un papel en el futuro gobierno libio", escribieron los mandatarios.
Para acelerar la partida del líder libio, los tres dirigentes consideran que "la OTAN y los socios de la coalición deben continuar sus operaciones para que se mantenga la protección de los civiles y aumente la presión sobre el régimen".
Rusia consideró de nuevo ayer, por boca de su ministro de Relaciones Exteriores Serguei Lavrov, que la OTAN se está saliendo del mandato de la ONU, que autorizó la intervención en Libia para proteger a los civiles.
La única reacción de Kadhafi, mientras tanto, fue desfilar por las calles de Trípoli. Ataviado con un sombrero y gafas negras, en un todoterreno descapotable que circulaba despacio, el coronel saludó a la gente levantando los puños, según imágenes difundidas en la televisión.
En el oeste del país, la OTAN atacó en la madrugada de ayer los tanques de las fuerzas leales al régimen en la zona de Zenten, donde continúan los enfrentamientos entre los pro Kadhafi y los rebeldes, quienes controlan varias localidades en la región. Un testigo declaró que los aviones seguían sobrevolando la zona ayer.