PARIS, 2 (AFP-NA). - Los presidentes francés François
Hollande y estadounidense Barack Obama expresaron ayer su "interés común por el crecimiento en Europa y la estabilidad de
la zona euro", en medio de divergencias europeas sobre cómo
lograrlo y en vísperas de una reunión del BCE.
Hollande y Obama "analizaron profundamente la situación
económica internacional y expresaron su interés común en el
crecimiento en Europa y la estabilidad de la zona euro, necesarios
para la reanudación de la actividad económica mundial", afirmó la
presidencia francesa.
El presidente francés "insistió en la voluntad de Francia de
aplicar, con sus socios de la Unión Europea (UE), las decisiones
tomadas por el Consejo Europeo de los días 28 y 29 de junio
pasado. Los dispositivos e instrumentos previstos en esta ocasión
deben ser utilizados en los mejores plazos", añadió el comunicado.
Esta entrevista se llevó a cabo en vísperas de la muy
esperada reunión del BCE, prevista para esta tarde, que
suscita grandes expectativas de parte de los mercados.
Estas expectativas fueron suscitadas por las declaraciones la
semana pasada de su presidente Mario Draghi, quien se mostró
"dispuesto a hacer todo lo necesario para preservar el euro".
Una promesa respaldada por la canciller alemana Angela Merkel,
el presidente francés François Hollande y el jefe de gobierno
italiano Mario Monti, en un contexto de subida de los tipos de los
bonos españoles.
Dos principales hipótesis surgen: que el BCE reanude su compra
de bonos de los países en dificultad en el mercado secundario, que
detuvo hace cuatro meses o que el BCE y el Fondo Europeo de
Estabilidad Financiera (FEEF), actúen concertadamente en el
mercado de la deuda.
Pero esta última solución no tiene unanimidad. En ese sentido,
el jefe del gobierno italiano, Mario Monti, y el primer ministro
finlandés, Jyrki Katainen, mostraron este miércoles sus
diferencias sobre el uso del dinero de la zona euro, tras un
encuentro amistoso.
Tras casi dos horas de reunión con su homólogo italiano, el
primer ministro finlandés reiteró que no desea, como pretende su
invitado, que los recursos comunes de los 17 Estados miembros de
la Eurozona sean utilizados para comprar deuda de los países en
dificultades.
"No creemos que sea la forma más eficaz de utilizar el dinero",
dijo Katainen a la AFP, ya que "tememos que el FEEF (Fondo Europeo
de Estabilidad Financiera) o el MEDE (Mecanismo Europeo de
Estabilidad) se queden rápidamente sin dinero si empezamos a
intervenir en el mercado secundario" para comprar deuda, añadió.
En cambio, no descartó otras posibilidades para hacer frente a
la crisis, como una línea de crédito, como lo hace el Fondo
Monetario Internacional.
"Estos fondos podrían utilizarse como una especie de línea de
crédito por precaución para mantener a los países en el mercado.
Pero estos mecanismos están pensados para ser utilizados sólo
cuando el país se hunde", dijo Katainen.
La Eurozona inició en 2010 planes de rescate para sus Estados
miembros que no podían acudir a los mercados debido a los
rendimientos prohibitivos que les exigían.
Grecia fue el primer beneficiario y después le siguieron
Irlanda y Portugal. Chipre también ha pedido ayuda y España un
plan de recapitalización para sus bancos.
Pero no hay nada previsto para ayudar a los países cuyos tipos
de interés suben peligrosamente, si no son las eventuales
intervenciones del Banco Central Europeo.
El consejo de gobernadores del BCE se reúne este jueves en
medio de las especulaciones tras el reciente anuncio de su
presidente Mario Draghi sobre la intervención en el mercado de la
deuda para reducir la tensión que rodea a España e Italia.
Monti viajó a Helsinki para asegurar que Italia, tercera
economía de la zona euro, no va a recurrir a ningún plan de
rescate de Europa, aunque necesite apoyo.
La directora general del FMI Christine Lagarde aseguró en
conferencia de prensa en Washington que el Fondo no abandonará
"nunca la mesa de negociaciones" pero será "exigente" con las
autoridades griegas sobre las reformas exigidas.
Para la jefa del FMI, la zona euro no es sin embargo el "único
problema" de la economía mundial. Lagarde se refirió en especial a
los "importantes asuntos" sobre la situación presupuestaria de
Estados Unidos.