Sociales

No saquemos la paja en el ojo ajeno, si no sacamos primero la viga en el nuestro

Esto que parece tan sencillo, se cumple muy poco en la vida, ya que somos muy proclives a juzgar, descalificar y lastimar a las demás personas sin importar el daño que causamos. Todos nosotros somos el producto de una vida vivida con tropiezos, aciertos, tristezas, alegrías, vínculos buenos y no tan buenos, pero a la hora de hablar de un hermano, olvidamos todo lo que nos costó cada logro y las heridas que también sufrimos. En esta querida Argentina, si cada uno advirtiera el valor de lo que tiene y no evaluado por lo económico, sino, la familia, el hogar, los amigos y le diéramos el valor que realmente tiene, descubriríamos con cuánto menos seríamos felices, pero nos hemos convertido en consumistas sin importar lo que cuesta y lo que perdemos en el camino. Cómo pretendemos que nuestros niños y jóvenes aprendan de sus mayores, si los ven en una carrera alocada por tener y tener, por abocarse a cosas vanas, sin diálogos profundos, sin tiempo, sin calidad de tiempo para lo verdaderamente importante. Prendemos el televisor y escuchamos hablar de enfermedad, de muerte, agresiones entre nuestros gobernantes y sus seguidores, de un bando y de otro, sin los mínimos reparos y respeto, se acusan de acciones u omisiones, que en muchos casos, ni les interesa saber si es verdad o mentira, solo inhabilitar.

Damos muy pocos ejemplos y no porque no los haya, porque venden más las peleas, los ataques, que las buenas acciones. Si a los que gobiernan tanto el país, como una casa, una escuela o cualquier institución, solo les preocupa y les ocupa ganar, ser más que el otro o se abrazan a una ideología política sin reflexionar lo que hacen bien o mal, estamos como dicen los jóvenes…al horno…No sería más saludable intercambiar, dialogar, compartir, a estar continuamente enfrentados, enojados, peleados. Es muy triste ver el desgaste de la sociedad ante tantos enfrentamientos, desencuentros…la sociedad quiere otra cosa y lo está demostrando cuando sale a las calle, ante la burla de los propios gobernantes, y ante el riesgo de contagiarse de una enfermedad, para defender sus derechos, que debieran estar garantizados por la Constitución y que es como si no tuviera valor nada. La ley es para cumplirla, tanto para los que gobiernan como para los ciudadanos comunes y hoy se ha desdibujado todo, ya que hay mucha gente del poder que si defiende a la justicia, se perjudica a sí misma. Todo es conveniencia, intereses personales y tal vez alguna vez, después de darnos muchos golpes, descubramos que vivir en comunidad, y como comunidad nos haría más fuertes para enfrentar los embates de la vida.

Sería muy útil pensar que todos somos falibles, vulnerables y lo que es más importante, todos vamos a morir, los poderosos y los indigentes y en ese momento ante Dios, no hay privilegios. Es increíble que no les importe cómo los van a recordar, sus hijos, sus seres queridos, sus amigos. Observamos que hay gente que se destruye por una herencia, por una casa, hijos que abandonan a quién les dio la vida, sin pensar que aunque sea por eso, debieran guardar respeto, ancianos abandonados, el no respeto por la vida..

Finalmente les repito lo que el mismo Dios nos dejó de legado:…No juzguen si no quieren ser juzgados, como juzguen serán juzgados, como midan los medirán… No traten de sacar la paja en el ojo ajeno, si no sacan primero la viga del propio ojo.


Autor: Alicia Riberi

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