Suplemento Economía

No devaluarás

DILEMAS ARGENTINOS. Ser o no ser, devaluar o no devaluar, el país bimonetario y sus indecisiones.
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No devaluarás. La afirmación anterior debería ser un mandamiento para los gobernantes (al menos, los argentinos), ya que hacerlo genera automáticamente una transferencia de riqueza desde los asalariados, quienes no poseen más que su fuerza laboral para ofrecer en el mercado, hacia los tenedores de capital.

Sin embargo, nos encontramos en tiempos en que hay muchos economistas opinando que debe devaluarse nuestro peso, que el tipo de cambio está atrasado respecto de la inflación, pero esta solicitada depreciación del tipo de cambio afecta gravemente nuestro, ya herido, tejido social. Además, surgen reportes internacionales que sugieren avanzar en esta línea de una devaluación. Por caso, esta semana el vicepresidente de la calificadora de riesgo Moody's aconsejó devaluar más allá de los costos sociales que conlleva.

Técnicamente, una devaluación es la disminución del valor de la moneda de un país en relación con otras monedas. Esto suele ocurrir en un sistema de tipo de cambio flotante, donde el valor de la moneda es determinado por el mercado -aquí se llama depreciación-, o en un tipo de cambio fijo, donde el gobierno decide reducir el valor de la moneda, en este último caso, el término correcto es devaluación. En ambos casos los efectos son similares.

Al devaluarse la moneda, los productos del país se vuelven más baratos para los compradores extranjeros. Esto puede aumentar temporalmente la demanda de exportaciones, lo cual beneficia a las empresas que venden productos en el exterior, incrementando sus ingresos en pesos. Y, por otro lado, los productos importados se vuelven más caros en términos de la moneda local. Esto puede reducir la demanda de importaciones, promoviendo el consumo de productos nacionales y ayudando a mejorar la balanza comercial del país.

No obstante, mientras una devaluación puede tener ciertos beneficios económicos, sus efectos en la sociedad, especialmente entre los sectores más vulnerables, son negativos. Los productos importados, como alimentos, medicinas, insumos y combustibles, se vuelven más caros. Como consecuencia, los precios de los bienes y servicios aumentan, lo que afecta el poder adquisitivo de los trabajadores, especialmente aquellos con ingresos fijos o bajos.

Los salarios de los trabajadores, en términos reales, pueden disminuir si los aumentos salariales no siguen el ritmo de la inflación. Esto significa que, aunque las personas ganen la misma cantidad de dinero, podrán comprar menos bienes y servicios, afectando su calidad de vida.

Por tanto, la devaluación generará una transferencia de ingresos desde los trabajadores y consumidores hacia otros sectores, como el exportador, que se beneficia del nuevo tipo de cambio. Esto puede agravar la desigualdad social, ya que los trabajadores y sectores vulnerables sufren más los efectos de la inflación, por no tener como defenderse. En un país donde la pobreza ya es de por sí muy elevada, afectando a cerca de la mitad de la población, devaluar no es la mejor receta.

Por su parte, en un escenario con devaluación, los bienes de capital suben de valor en pesos por efecto de la depreciación del mismo, haciendo que quienes deseen adquirirlos deban invertir más pesos para alcanzar los mismos.

Otro efecto negativo que hace que veamos improbable que se aplique una medida de este tipo en la actualidad -el Presidente de la Nación niega una y otra vez que no adoptará una decisión de esa dirección-, tiene que ver con que el país tiene deudas en moneda extranjera (en dólares y yuanes). En tal sentido, la devaluación hará que los intereses de esta deuda y el capital de la misma sea más costoso en términos de pesos. Respecto de la deuda en pesos, mucha de esta está indexada por inflación, por lo que también sería más costosa. Además, complicaría el tan buscado superávit fiscal que la actual administración pregona. Teniendo que aumentar los recortes de gastos en áreas sociales, lo que afectaría, aún más a los servicios públicos como la salud y la educación.

Esta medida de depreciar el tipo de cambio, fue tantas veces aplicada como tantas veces fracasó, por lo que “No devaluarás” debería ser un mandamiento a cumplir por todo mandatario argentino.

#BuenaSaludFinanciera

@ElcontadorB

@GuilleBriggiler

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