Editorial

No cede la deforestación

La pandemia no da tregua a la deforestación: el año pasado se perdió una superficie equivalente a la de Holanda en bosques vírgenes tropicales, con Brasil a la cabeza de una lista en la que Bolivia escaló hasta el tercer puesto, según diferentes organismos internacionales.

En total, los incendios y la tala de árboles destruyeron 4,2 millones de hectáreas de bosques tropicales primarios, un alza de 12% respecto de 2019, de acuerdo con el informe anual de Global Forest Watch, que divulgó el 31 de marzo el World Resources Institute (WRI).

Esta considerable pérdida se tradujo en 2,64 gigatoneladas de emisiones de CO2, equivalentes a las estimaciones anuales de 570 millones de autos, que duplican los vehículos que circulan en los Estados Unidos.

Teniendo en cuenta el conjunto de bosques y plantaciones de los trópicos, el año pasado desapareció una superficie total de 12,2 millones de hectáreas, aseguró una investigación realizada por el prestigioso y confiable sitio France24.

Esta destrucción se debe principalmente a la agricultura, pero también a los incendios que provocaron las olas de calor y las sequías en varios países, entre ellos Brasil, Australia y Siberia, teniendo en cuenta los datos que se recabaron a partir de los informes satelitales.

Los mismos muestran una "emergencia climática, una crisis de biodiversidad, un desastre humanitario y una pérdida de oportunidades económicas", alertó otra entidad ecológica, denominada Frances Seymour, que tiene su sede en Washington.

Brasil concentró más de una tercera parte de la superficie de bosques vírgenes destruidos -1,7 millones de hectáreas (+25 % anual)- y mientras en 2019 los incendios se registraron sobre todo en zonas ya arrasadas del Amazonía, en 2020 los fuegos provocados por el hombre abarcaron importantes regiones forestales, al verse favorecida su propagación debido a las sequías.

Considerando solamente la extensa zona amazónica, el crecimiento interanual de deforestación fue del 15 por ciento de todo el planeta.

Estudios recientes mostraron paralelamente que la deforestación en la cuenca del Amazonas podría acabar suscitando un nuevo régimen climático, para convertir en sabana los bosques tropicales de esa región sudamericana.

El Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, que está en el poder desde 2019, es objeto de críticas por su gestión medioambiental, pero también recibió cuestionamientos por favorecer la actividad de la industria minera y agropecuaria en las zonas forestales.

Brasil, que había logrado reducir significativamente la deforestación en la zona del Amazonía, ahora ve cómo se esfuman todos esos esfuerzos, que se han transformado en un panorama desolador.

Los incendios también devastaron la región de Pantanal, que se extiende de Brasil a Bolivia, país que ascendió del cuarto al tercer lugar de la clasificación mundial, inmediatamente detrás del ya citado Brasil y la República Democrática del Congo.

El informe estima que casi un 30% de la superficie de este territorio natural se redujo a cenizas en 2020, privando a grupos indígenas de agua y comida, como fue el caso del pueblo nómada de los guatos del sureste de Brasil y ocasionando la muerte de miles de animales de especies vulnerables, como los jaguares.

Las zonas húmedas arden, respondiendo a lo que la naturaleza ya murmuraba desde hacía un tiempo. El peligro se avecinaba y nadie puede decir que no hayan existido advertencias previas de lo que finalmente ocurrió.

El fenómeno muestra claramente que los bosques tropicales ya son víctimas del cambio climático, un tema que genera preocupación en todo el mundo y que desde hace un tiempo es motivo de discusiones gubernamentales.

En los diez puestos de la lista, figuran un año más cinco países sudamericanos: además de Brasil y Bolivia, ya que Perú ocupa el quinto lugar, Colombia el sexto y México el décimo.

A nivel global, Indonesia, en cambio logró reducir por cuarto año consecutivo la deforestación (-17% en 2020), retrocediendo al cuarto lugar por primera vez desde que se comenzó a elaborar el informe del WRI hace veinte años.

Los bosques cubren más del 30 por ciento de la superficie del planeta, en tanto que los tropicales albergan entre 50% y 90% de las especies terrestres.

Por otra parte, un estudio publicado en la revista "Nature Ecology & Evolution" se mostró cómo la creciente demanda de productos como el café y la soja por parte de los países ricos está acelerando la deforestación en los trópicos.

Si bien no ocupa un lugar entre los diez, Argentina no estaba muy lejos en 2020, cuando se realizó el último relevamiento, pero teniendo en cuenta los incendios forestales de principios de este año, principalmente en el sur del país, se estima que esa ubicación podría modificarse en la próxima evaluación del WRI.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web