El espejo de la Argentina devuelve a fines de 2018 un país que atraviesa una nueva crisis donde la mayor parte de la población no gana ni empata sino que pierde por goleada y, en el mejor de los casos, aspira al menos a una derrota digna. Jubilados, trabajadores, niños y adolescentes soportan las presiones de una amarga coyuntura y para colmo aparecen estadísticas que desnudan nuestras miserias como país y la mal que la estamos pasando. Ese cóctel de datos todos negativos irritan, angustian y asustan a todos porque más allá de las buenas intenciones, si las hubiere, la cosa está muy fea y el lugar para la esperanza no es demasiado generoso.
Con las fiestas de fin de año encima, será un gran desafío sembrar o inventar la alegría para que el clima en torno a la mesa familiar no sea deprimente. Siempre habrá un mañana, la cuestión es cómo derramar optimismo sobre el nuevo año por venir en el brindis cuando solemos desearnos salud, amor, trabajo y prosperidad. Si alguien tiene la fórmula para producir optimismo en las actuales circunstancias sería buena idea que la comparta.
Los sectores que más vulnerables suelen ser a los altibajos de la economía padecen un contexto opresivo al borde de lo insoportable mientras se insiste en la imperiosa necesidad de eliminar el déficit público. Decisiones difíciles, ajustar para cumplir con el FMI o dar asistencia a quienes necesitan una mano solidaria.
Esta semana se conocieron informes desalentadores, como que más de siete de cada diez jubilados y pensionados apenas cubren con sus ingresos una tercera parte del costo de la canasta familiar. Así lo advirtió el defensor de la Tercera Edad, Eduardo Semino, quien estimó que los haberes previsionales registraron una pérdida del 25% este año. La defensoría difundió un documento en el que ubicó el costo de la canasta básica de los jubilados en $26.043, contra un valor de $17.523 de hace un año, lo que significó un aumento del 48,6%.
Según el funcionario, hay más de un 70% de jubilados y pensionados que están sin poder cubrir esas necesidades de la canasta básica, apenas llegan a cubrir una tercera parte de su costo, inclusive en los hogares en los que se perciben dos haberes. Además, explicó que la canasta básica del jubilado se divide en tres grandes segmentos de alimentación, vivienda y medicamentos y este año han impactado mucho el aumento en alimentos, mucho más que el de medicamentos y sobre todo los aumentos de tarifas.
El informe de la Defensoría de la Tercera Edad recordó que la jubilación se reajustó en el año 28,5% y la mínima se llevó a $9.300, que es una tercera parte del costo de la canasta. ¿Qué más decir sobre esta injusticia? El reporte precisa que el haber promedio del sistema es de $12.500 y señala que entre los que cobran la mínima y el ingreso promedio
está el 70% del sistema, a lo que hay que agregar el sector de discapacitados que percibe solamente $7.400 mensuales.
De la comparación surge que la canasta de los jubilados aumentó más que el nivel general de inflación que llegaría al 42% por lo que los jubilados están perdiendo 25 puntos en el poder adquisitivo este año, incluyendo los cinco puntos en el empalme por el cambio de la movilidad jubilatoria.
En el otro extremo, un estudio de UNICEF divulgado esta semana muestra que el 48% de los niños, niñas y adolescentes en la Argentina es pobre, y casi la mitad de ese total afronta "privaciones severas" vinculadas con cuestiones como vivienda y educación. El sondeo utiliza una metodología que toma en cuenta diferentes dimensiones de pobreza, desde el acceso a una vivienda adecuada de los niños hasta la escolaridad.
De ese 48% pobre, unos 20 puntos porcentuales corresponden a "privaciones severas como vivir en una zona inundable y cerca de un basural o no haber ido nunca a la escuela entre los siete y los 17 años. Los datos del informe indicaron que 6,3 millones de niñas y niños ven vulnerado el ejercicio efectivo de sus derechos. Peor aún, estos valores son aún más altos en aquellos hogares donde el jefe o jefa tienen bajos niveles educativos y empleos informales, o se encuentra desempleado, puntualiza el reporte. Aclaró que, en particular, la pobreza infantil es mucho más elevada "en los hogares monoparentales que cuentan con una única proveedora de ingresos que, además, debe asumir las tareas domésticas y de cuidado".
Para oscurecer más el panorama, en octubre la producción industrial cayó 6,8% y ya acumula un semestre con números deficitarios. Esto se traduce en más despidos y estos a su vez en mayor pobreza. Un obrero sin trabajo que ayudaba a sus padres a llegar a fin de mes ya no lo podrá hacer, mientras que sus hijos pasarán a ser parte del estudio de UNICEF.