Editorial

Ni a San Martín se respeta

El viernes 17 de agosto último se cumplió el 168 aniversario de la muerte del prócer General José de San Martín. Lamentablemente ese día debió ser feriado y fue trasladado para este lunes 20 de agosto. Los últimos gobiernos nacionales, incluido el actual, privilegian el objetivo comercial de establecer un fin de semana de largo, que se suman a otros durante cada año, para incentivar el turismo nacional a costa de pisotear la historia argentina. ¿Cuál es el % de la población que viaja? 

¿Por qué no se respetó el viernes el fallecimiento de San Martín? Este feriado no es cualquier día: se recuerda al libertador de Argentina, Chile y Perú, quien falleció el 17 de agosto de 1850. Además, se pudo hacer un fin de semana largo entre viernes y domingo.

¿Qué diría San Martín si se levantara de la tumba ubicada en el mausoleo de la Catedral de Buenos Aires? Seguramente, además de encontrar una nación sumergida en una grave crisis política, institucional, económica, social y de gran corrupción del Estado, no podría entender esto que se jactan los funcionarios nacionales de cambiar los feriados.

Al respecto, la colaboradora Blanca M. Stoffel expresó el viernes pasado en LA OPINION: "Como argentinos debemos rendirle homenaje, respeto y admiración. Es imperdonable que se emplee el día de su fallecimiento, el 17 de agosto de 1850, por razones turísticas o por cualquier otra causa. Ese es el día en el que debemos rendirle permanente admiración y agradecimiento, no cualquier otro día de la semana. No transformemos un día de respeto y de recuerdo en un día de olvido".

La única corrección que cabría hacerle a Stoffel es el término imperdonable, en todo caso inadmisible, porque en la historia de la humanidad Dios perdonó varias veces a su pueblo y nos sigue perdonando misericordiosamente, como insistió Jesús "70 veces 7" (siempre).

San Martín fue uno de los máximos próceres de nuestra nación y del continente americano. El Libertador nació en 1778 en Yapeyú, cuando formaba parte del Virreinato del Río de la Plata, y a los 6 años se trasladó con su familia a España. Pasaron años hasta que retornó a la tierra que lo vio nacer. En 1812, San Martín arribó a Buenos Aires en un contexto de gran convulsión, donde nadie podía predecir lo que sucedería en el Viejo Continente como en la América española.

Luego de la batalla de San Lorenzo, San Martín reemplazó a Manuel Belgrano como jefe del Ejército del Norte, en el que fuera el único encuentro de nuestros dos grandes próceres, que pasó a la historia como el abrazo de Yatasto, orgullo del pueblo salteño..

En 1814, San Martín fue designado gobernador intendente de Cuyo y se instaló en Mendoza. Su tarea como administrador fue ejemplar y fundamental para la región: fomentó la educación, la industria y la agricultura, e impulsó reformas sanitarias de avanzada. En el ejercicio de ese cargo hizo gala de austeridad y honestidad que lo caracterizó en su vida. Administraba con inteligencia y preparaba con ingenio todo lo necesario para hacer realidad la gesta libertadora.

Fue desde la Gobernación de Cuyo desde donde el General influyó de manera decisiva para que se declarara la independencia en el Congreso de Tucumán de 1816 e impulsó la creación del Ejército de los Andes y planificó la campaña para cruzar la cordillera y liberar a Chile, gesta que aún hoy se estudia en escuelas militares de todo el mundo, lo que evidencia su enorme capacidad como estratega. 

Luego de liberar a Chile y de impulsar la declaración de la independencia en el Perú, San Martín cedió el mando de sus tropas a Simón Bolívar, después de la famosa entrevista de Guayaquil, en 1822. Demostró una vez más toda su grandeza al privilegiar el bien común sobre la aspiración personal, lo que fue una constante en su vida; ejemplo que debemos seguir todos quienes ejercen responsabilidades públicas.

En 1824, marchó a Europa para nunca más volver a la patria que lo vio nacer. Intentó regresar en 1829, pero la situación política interna lo hizo desistir, dado que, como él mismo señaló, nunca desenvainaría su espada para reprimir a sus compatriotas, lo que representa otra lección del padre de la patria. El general don José de San Martín es una figura muy presente para todos los argentinos. Su pensar, su sentir y su actuar son ejemplos que enseñamos y transmitimos de generación en generación.

"Los ricos y los terratenientes se niegan a luchar, no quieren mandar a sus hijos a la batalla, me dicen que enviarán tres sirvientes por cada hijo solo para no tener que pagar las multas, dicen que a ellos no les importa seguir siendo una colonia. Sus hijos quedan en sus casas gordos y cómodos, un día se sabrá que esta patria fue liberada por los pobres y los hijos de los pobres, nuestros indios y los negros que ya no volverán a ser esclavos de nadie", opinó San Martín, para seguir reflexionando. ¿Por qué no empezamos a respetarlo en su día feriado?

Autor: REDACCION

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