En medio de una crisis económica profunda y sostenida que presiona al máximo la matriz de la economía, poniendo en riesgo la sustentabilidad de empresas y por consiguiente puestos de trabajo, a la vez que empeora los indicadores sociales con un aumento evidente de la pobreza, el yacimiento energético de Vaca Muerta ubicado en la provincia de Neuquén representa una buena carta para jugar y apostar por la recuperación de la economía. En estos días el Gobierno nacional se encuentra en busca de mayores inversiones para desarrollar ese complejo y lograr así un incremento de su producción. En este marco, funcionarios del Ministerio de Economía y de la Secretaría de Energía participan en la ciudad estadounidense de Houston del Foro Anual de Inversiones Petroleras para interesar a las grandes corporaciones de que elijan Vaca Muerta para mejorar sus negocios.
Si bien Argentina aún sufre por un crónico déficit energético, la caída del consumo a nivel interno por impacto de la suba de las tarifas y la crisis permite tener saldos exportables por tanto el Gobierno autorizó la venta de gas a Chile y Brasil.
Más allá de estas expectativas favorables en torno al gran aporte a la economía que pueda realizar el sector de la energía a partir del eventual desembarco de nuevas inversiones, la explotación de los hidrocarburos se debe efectuar en el marco máximas condiciones de seguridad para evitar consecuencias ambientales irremediables. El año pasado se registraron accidentes durante el desarrollo de las actividades de las compañías que alertaron sobre los riesgos implícitos para el medio ambiente y también para la seguridad de las personas. Si bien el Estado nacional cuenta con organismos específicos para monitorear la labor de las petroleras, nadie puede garantizar si los controles son suficientes.
La organización ambientalista Greenpeace, precisamente, se encuentra trabajando intensamente en una campaña (denominada Clima y Energía) de concientización pero también de información y denuncia para mostrar cuál es el panorama en Vaca Muerta. Al respecto, envió un mensaje con la descripción realizada por Leonel Mingo, uno de sus 40 activistas que protagonizan una protesta pacífica dentro de lo que bautizó como un "basural ilegal" en el que la empresa holandesa Shell, junto a la francesa Total y la argentina YPF, arrojan desechos petroleros que incluyen metales pesados como cadmio y plomo que luego se liberan al aire y al agua, contaminando la Patagonia.
Con el mensaje “Basurero tóxico ilegal. Basta de este desastre”, los activistas de Greenpeace resisten haciendo bloqueos y acampando para impedir la descarga de residuos peligrosos que ya están causando enfermedades relacionadas con la contaminación del agua y las napas a los habitantes de la zona, según denunciaron. "Llegamos a este punto límite porque no podemos permitir que las compañías petroleras hagan negocios a cualquier costo ambiental y sean verdugos de nuestra tierra", subraya la organización para alertar de una situación que considera dramática.
En tal sentido, informó que incluso los activistas se encadenaron y tienen bloqueadores de metal en los brazos en la entrada y en el interior del predio que alberga piletones de un tamaño equivalente a 15 canchas de fútbol. "Nuestra Patagonia está en peligro. Los desechos van directamente al suelo sin ninguna medida de seguridad ni drenaje. Los basurales se llenan y se desbordan. Y toda esta contaminación ocurre apenas a 5 kilómetros de la ciudad de Añelo, cerca de campos agrícolas y del Río Neuquén. Los vecinos ya no tienen agua potable", advierte en una comunicación oficial.
Asimismo, Greenpeace pone al descubierto la inacción del Estado respecto a su obligación de monitorear las corporaciones y el modo en que desarrollan sus actividades al señalar que no hay controles, no hay sanciones, al tiempo que subraya que la salud de las personas y el medio ambiente valen más que el petróleo no obstante las empresas siguen adelante con total impunidad. La entidad indicó que las comunidades cercanas al basurero ya hicieron una denuncia penal con la ayuda de nuestras pruebas, como fotos, videos y análisis de los lodos.
Más allá de esta contaminación puntual, Greenpeace advirtió que si el planeta usa cada vez más combustibles fósiles, se agudizará el cambio climático global, se retrasará la inversión en energías renovables y se agravará la amenaza de contaminación para las comunidades del norte patagónico. En tal sentido, puntualizó que explotar al máximo todas las reservas de gas no convencional del país, entre ellas Vaca Muerta, consumiría hasta un 11,40% de la cantidad de carbono que el mundo puede producir para respetar el Acuerdo Climático de París y evitar sobrepasar los 1,5°C. Para lograrlo, es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad en la próxima década y llegar a cero para 2050, lo cual requiere acciones radicales y urgentes para disminuir drásticamente el uso del carbón, el petróleo y el gas, mientras se potencia el desarrollo de fuentes limpias y renovables como la eólica y la solar.