Sociales

Nari: el nacimiento de la trascendencia

El creador que nos dejó ayer.
Crédito: Archivo

Por Hugo Borgna

No necesitaba que lo invitara especialmente su amigo Lermo Balbi, en aquellas reflexiones para un domingo, indicado como día triste para abandonar el condicionante barco.

Tampoco la invocación a Jasón en “Orfeo se reembarca”. (…”fecunda, fecunda / ya no recordarás las urgencias del pasado / ni la incertidumbre del futuro…ya no habrán de herirte los adioses / ni los pálidos celajes de la playa…”)

Fortunato (o Fortunato Nari o simple y totalmente Nari) ya había ganado la trascendencia en su recorrido en sus vuelos guiados por su “fácil alma”. De buen ánimo y acercamiento cordial, su palabra sencilla en modo y generosamente profunda en significados era un personaje más en las conversaciones, hayan sido acerca de obras o de situaciones corrientes de la vida.

Simplemente, estando con él, se percibía la satisfacción que siempre implicó que dedicara su valioso tiempo interior a sus visitantes, frecuentes o no.

La vida era un vuelo, era sentir el cuerpo de la trascendencia. Las alas protectoras, firmes en su fragilidad, viéndolo todo.

Nari era una sonrisa de la vida que se vestía en frases y quedaba a vivir en cada libro. Imposible separar la energía de la buena comunicación con todo lo que enriquecía la esencia.

Imposible imaginar un libro más completo que aquél que tuviera el contenido de su obra. ¿O será tal vez que su obra, volante y ágil, habitaba un cuerpo para ser mejor escuchada?

Claro que habrá tristeza (no es solo una parte de la máscara del teatro, es el componente necesario). Nosotros, conscientes de las realidades que no se pueden negociar, seguiremos lamentando la ausencia física. Por eso los autores, para que persista en el tiempo la obra, aconsejan “sugerir, más que decir”.

Porque la sugerencia siempre trasciende.

Seguiremos extrañando la presencia y la voz con solo hacernos a la idea (o simplemente pasar) por esa casa tan llena de significados, como la de Maipú al 800, de la cual no hace falta dar más datos.

Se seguirá extrañando las conversaciones que, con mucha o poca experiencia en la escritura, se sostenían con él.

Fortunato (o Fortunato Esteban, o Nari, o Fortunato Nari) es (noten, lectores que escribí “es”) implica la presencia de la palabra que completa la estética mas exigente, la voz más profunda (es la que se dice en voz baja) y el sentimiento contenido (que es el que necesita más espacio).

“Algo que existe / como el dolor de siempre / eso es la ausencia. /Lo esencial sabe / que nos hace esenciales / solo el amor” (De fácil alma, haikus 112 y 113)

Y sí, Fortunato trascendente. Ya tenemos que hacer una pausa para ocuparnos de las tareas que hacen a nuestro trascender cotidiano.

Sabemos dónde encontrarte en mensaje vivo.

Allí vamos a ir con frecuencia.

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