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Movimiento Moderno en Argentina: Sexto panteón de Chacarita - Ítala Fulvia Villa

Ubicado en el corazón de la ciudad de Buenos Aires, este panteón representa uno de los mayores ensayos de arquitectura moderna funeraria de semejante envergadura en el mundo.

Entre 1920 y 1960, la población porteña se triplica, pasando de un millón a tres millones. La saturación de los cementerios se convierte en una necesidad que los poderes públicos debían abordar. En ese contexto, la Dirección General de Arquitectura y Urbanismo de la ciudad encargó a Itala Fulvia Villa, su coordinadora, y a su equipo, el diseño de un nuevo panteón público en el cementerio de Chacarita.

La arquitecta plasmó ideales urbanistas alineados con el movimiento moderno y propuso reinventar el Cementerio Moderno. Su enfoque trasciende la dimensión arquitectónica para representar una visión social y cultural más amplia: la concepción de la muerte, las creencias e ideales compartidos, y la búsqueda de una dimensión igualitaria en la sociedad.

La ubicación seleccionada para la construcción del Sexto Panteón es especialmente simbólica, ya que se encuentra en el centro de la planta diseñada por el arquitecto del cementerio, Juan A. Buschiazzo, a finales del siglo XIX. Está alineado con la entrada principal y el crematorio.

Propone una tipología subterránea de nichos agrupados en filas verticales, buscando un aprovechamiento eficiente del área y la liberación del espacio en la superficie. Rompiendo con las tradicionales formas funerarias de la antigüedad y reinterpretando de manera moderna las catacumbas romanas, la organización bajo tierra permite, a través de patios, la ventilación natural (complementada por un sistema mecánico) de las estructuras funerarias y da lugar a la creación de un jardín que funciona como parque público en el nivel cero.

El nivel superior del Sexto Panteón se presenta como una amplia explanada de césped de 90,000 metros cuadrados, atravesada por senderos peatonales y perforada por una veintena de patios rectangulares de diversos tamaños. En las esquinas de la parcela, en sus lados laterales y en su centro, se encuentran nueve techos/templetes de hormigón. Estos elementos, imponentes y escultóricos, funcionan como diferentes entradas hacia las galerías subterráneas y protegen las circulaciones verticales de las inclemencias del tiempo.

Las alineaciones de las bocas de extracción de aire aportan toques de color, mientras que las copas de los árboles plantados en los patios sorprenden la vista y permiten percibir la organización subterránea de la necrópolis.

Ítala Fulvia Villa presta una atención particular a las transiciones entre la superficie y los subsuelos de la necrópolis. Las circulaciones verticales, como los núcleos de acceso (montacargas para ataúdes, ascensores para visitantes, escaleras sobredimensionadas que parecen escaleras mecánicas), demuestran tanto un deseo de situar su proyecto en la modernidad como una intención simbólica. A medida que se desciende, se revela una experiencia mitológica que evoca el descenso hacia el reino de los muertos: un laberinto entre galerías se ilumina naturalmente, mientras la luz ingresa en el inframundo tamizada por distintos filtros.

Con este proyecto, Ítala Fulvia Villa no solo propone una solución que responde funcionalmente a la demanda de espacio para una necrópolis, reemplazando la sepultura por la multiplicación de nichos, sino que también inventa un nuevo lenguaje funerario. Ella invoca la plasticidad del hormigón y su imaginario abstracto para brindar al Sexto Panteón la monumentalidad y la condición sagrada necesarias para un lugar de contemplación. Similar a los vitrales de las catedrales góticas, la delicadeza de las texturas y los motivos ornamentales del hormigón potencian la fuerza expresiva de las imponentes estructuras de la necrópolis, creando así una experiencia espacial única.

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