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Móvil perpetuo

Por Ing. Hugo N. Bruno*


El móvil perpetuo es una máquina hipotética que sería capaz de continuar funcionando eternamente, después de un impulso inicial, sin necesidad de energía externa adicional. Su existencia violaría la segunda ley de la termodinámica. El hecho de impulsar un móvil sin energía externa es imposible, debido a que la misma se disiparía de varias formas, principalmente en forma de calor y de rozamiento, que es lo que produciría la máquina al estar en movimiento.
Es un desafío que apasionó desde siempre a la cofradía científico/tecnológica, quienes trataron infructuosamente de encontrar tan hipotética máquina. Siempre, para construir un móvil que apareciera como perpetuo, debían inyectarle energía ya sea en forma explícita o subrepticia, para compensar las pérdidas antes mencionadas.
El tema llegó hasta el arte, puesto que el genial Niccoló Paganini compuso su célebre pieza denominada “moto perpetuo” caracterizada por una corriente continua y fija de notas, usualmente en tiempo rápido, donde enlazan su fin y su principio de tal manera que la pieza puede ser repetida indefinidamente.
En 1851 León Foucault fijó a la cúpula del Panteón de París un péndulo que medía 67 metros y llevaba una masa esférica de 28 kilogramos. El mismo podía oscilar libremente en cualquier plano vertical. Una vez lanzado, el péndulo oscilaba durante 6 horas, con un periodo de 16,5 segundos. Foucault utilizó este péndulo para demostrar la rotación de la Tierra, cosa que dejamos de lado pues no es nuestro objetivo.
Eso sí, permite que derivemos al péndulo de Nueva York que está ubicado en el Edificio de la Asamblea General de las Naciones Unidas, donado por el gobierno de los Países Bajos. Está formado por una esfera bañada en oro, rellena en parte de cobre, de 30 centímetros de diámetro y con un peso aproximado de 90 kilos. Esa esfera está suspendida del techo por un cable de acero inoxidable de unos 23 metros de longitud, donde un rodamiento le permite oscilar libremente en cualquier dirección.
La esfera oscila directamente sobre un electroimán que induce una corriente eléctrica en el cobre que contiene en su interior. Esto proporciona, de manera solapada, la energía necesaria para contrarrestar la fricción y la resistencia del aire, manteniendo la oscilación cuasi indefinidamente del péndulo.
Es por ello que, mediante charla engañosa de los guías, los incautos visitantes se van con la idea cierta de que han descubierto al esquivo móvil perpetuo, como si fuese el Santo Grial.
Así es el mundo… y sigue andando…

(*) Hugo N. Bruno es Ingeniero, habiendo sido Profesor Consulto de la UTN. En la actualidad se dedica a escribir sobre temas de divulgación.   

Autor: REDACCION

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