La Palabra

Mis etapas de formación profesional en el arte*

Mi experiencia en la Escuela Provincial de Cine y Televisión de Rosario 

En la EPCTV aprendí muchísimas cosas técnicas que nutrieron más aun ese abanico de posibilidades que tenía en la cabeza, pero descubrí que, justo en el momento en el que pasé por la escuela, faltaban materias dedicadas a la escenografía y el arte. Principalmente porque la inclinación de la escuela de cine es de documental, el plan de estudio se creó en un momento en el que éste era muy necesario. Pero como dicen ahí mismo “el cien se aprende en los pasillos”, y así fue como por esta misma falta de gente que se dedicara al arte en la escuela terminé participando de muchísimos proyectos de otros cursos en el departamento de arte, charlando con uno u otro, en los pasillos conocía a muchos colegas que necesitaban cubrir esa área, sucedió que tenía muy poca ayuda y terminaba siendo la mujer orquesta, pero lo bueno de eso es que me extendió muchos contactos y amistades, muchos de los cuales hoy en día conservo. Participar de todos esos proyectos me dieron un bagaje importante para aprender a manejarme con un grupo grande de personas dentro del departamento de arte. Algo muy importante que me llevo del trabajo en cine es la relación laboral dentro de un equipo de trabajo. La importancia de las jerarquías, no porque alguien sea más que otro, sino porque cada uno cuida un aspecto diferente del film, y las decisiones a tomar y la información necesitan llevar un paso ordenado de una persona a otra sin saltarse pasos o puestos, para que todo salga lo más ordenado que se pueda, cosa que es muy necesaria, ya que en un rodaje es muy fácil que todo se vuelva caótico por cuestiones que no se pueden manejar, como el clima, la luz, e imprevistos, así que cuanto más ordenado uno pueda tener las cosas del principio más recursos económicos, de tiempo y salud mental vamos a conservar, je, je. La experiencia de un rodaje es como la vida resumida, está llena de emociones fuertes en poco tiempo, amores y odios de un día, y después todo sigue como si nada. Esta manera de manejarse descubrí que es perfectamente trasportable al día a día, donde la organización ayuda muchísimo a sobrellevar los problemas inesperados cotidianos.

Cómo resultó mi paso por Bellas Artes

En Bellas Artes aprendí mucho, sobre todo a abrir la cabeza, siento que me ayudaron a flexibilizar y ordenar toda esa maraña de ideas con la que venía, es una institución que se basa más en lo conceptual que en lo técnico. En la mayoría de las materias prácticas partíamos de una idea para luego elegir la técnica y aprender sobre ella, te enfrentaban de cara a la página en blanco, con tanta libertad sobre lo que vas a hacer que estás obligado a tomar ese caos y sacar algo en limpio. Creo que la libertad fue tanta que me encontré en un momento interviniendo espacios cada vez más grandes, lo que hizo que en un momento la facultad me quede chica, entonces decidí buscar donde fuera útil esa intervención del espacio, por lo que me pasé a cine, donde el arte se aplica justamente a crear o transformar un espacio por donde los personajes se muevan.

Mis actividades con la pintura

En realidad, nunca hice la elección de “pintura”, se terminó dando porque fue siendo lo más redituable con el paso del tiempo, ya sea desde el maquillaje artístico, o con los murales y trabajos de lettering para negocios. Si tuviera que elegir me inclino más por la escultura y la construcción de objetos, lo cual realizo pero termina siendo secundario en mi actividad económica, fui buscando un equilibrio entre lo que me gusta hacer y poder subsistir de eso, por eso quizá pueda verse más mis trabajos de maquillaje artísticos para fiestas de adultos e infantiles y baby showers, o también en efectos especiales, y el trabajo de lettering; ojo, disfruto mucho hacerlos, pero tengo la mente abocada a que es un trabajo, y no busco el desarrollo artístico personal en esa actividades, sino que sean algo funcional y atractivo.

Los aspectos de la robótica que me interesan

Por el momento no tuve oportunidades de aplicar en ningún trabajo lo que aprendí en robótica aun, pero en el proyecto del taller que hicimos con Leo Rodríguez, un artista de la robótica de la capital, trabajábamos con un “arduino” que es una especie de placa con un microcontrolador que uno puede programar para diferentes funciones para que actúe sin la necesidad de una computadora, es como un mini cerebro donde uno lo programa para que al recibir cierto “estímulo” pueda actuar y generar cierta “reacción”. Entonces a partir de eso se pueden hacer brazos robóticos, o marionetas electrónicas, que es de la manera que mueven los rostros de los seres de fantasía como en “Dark cristal”, del 2019, o como hicieron con la cabeza del Edgar que usaba Pettinato en su programa “Duro de domar”, cerca del 2009.

Los efectos especiales

Cuando era chica había un programa en Discovery Channel que mostraban el making of -cómo se hace- de las películas, y recuerdo que vi como hicieron “Hocus pocus”, las tres brujas hermanas que volvían en Halloween, y quedé fascinada viendo cómo las hacían volar, o cómo usaban maquetas y muñecos para mostrar que volaban de lejos. Esa fue la primera vez que me interesé por ese mundo, lo veía tan lejano que me parecía que pasaba en otro mundo. Más adelante mis referentes fueron Tim Burton, Terry Gilliam y Guillermo del Toro, siempre me gustaron sus películas desde chica sin saber que pertenecían varias de ellas a los mismos autores. Me fascinaron siempre esos mundos oscuros y textura dos, donde mezclaban todo tipo de técnicas, y vi muchas veces, y más en el último tiempo, cómo combinan lo analógico con lo digital logrando resultados increíbles.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Celeste Belén Arrizabalaga

 

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