Por Víctor Hugo Fux

Desde hace aproximadamente tres meses, vengo publicando en las ediciones de los días viernes, diferentes experiencias vividas a lo largo de mis 54 años en el periodismo local y más de medio siglo en el Diario La Opinión de Rafaela.

En las entregas semanales, repasé algunas de las coberturas de distintos eventos que realicé, intentando rescatar anécdotas, hechos y protagonistas, desde los primeros años de la década del 70 y hasta estos días.

Siempre recuerdo de manera especial mi primer Gran Premio de la República Argentina, acreditado por el Diario Castellanos en 1973, cuando fui testigo del triunfo de Emerson Fittipaldi en el entonces llamado autódromo Municipal de la Ciudad de Buenos Aires.

Un año más tarde, el abandono de Carlos Reutemann con su Brabham, cuando venía ganando por amplia diferencia y con la bandera cuadriculada esperándolo a la vuelta de la esquina, viví una de las mayores frustraciones en la historia de nuestro deporte.

Después, en una temporada inolvidable, ya como enviado de La Opinión, estuve nuevamente en el coliseo porteño y una semana más tarde, luego de un viaje terrestre agotador, realicé mi primera cobertura en el exterior, en un Gran Premio de Brasil, en la que festejó su única victoria José Carlos Pace, justamente en Interlagos, cuyo trazado hoy lleva su nombre.

Asistí a otras competencias internacionales, hasta que en 1978, tuve el enorme privilegio de cubrir el Mundial de Fútbol disputado en nuestro país y que le otorgó el primer título ecuménico a la Argentina en el deporte más popular.

Más adelante, esta profesión me siguió abriendo puertas. Varias ediciones del Rally Mundial en Córdoba y del MotoGP -primero en Buenos Aires y en los últimos años en Termas de Río Hondo- se constituyen hoy en un gratísimo recuerdo.

Todas las visitas que realizó el WEC, la categoría que lo vio consagrarse en tres ocasiones a "Pechito" en el circuito santiagueño y el Mundial de Superbike en San Juan, fueron otros de los eventos que me hicieron sentir bien de cerca la especial adrenalina que generan los "fierros".

Y la frutilla del postre, entre los años 2010 y 2016, tuve el placer de saborearla en las 500 Millas de Indianápolis, con cinco traslados a Estados Unidos para asistir a esa icónica carrera en la Capital Mundial de la Velocidad.

En el medio, los Campeonatos Argentinos, Regionales, Torneos del Interior, Nacional B y Primera División, me dieron la posibilidad de viajar por todo el país acompañando al seleccionado liguista en la Copa Adrián Béccar Varela y a los clubes locales y de la región.

El ascenso de Atlético en Jujuy, que siempre se recordará como el desembarco en el profesionalismo y la llegada a la élite en aquella recordada tarde en Mendoza, también forman parte de una historia que superó todas mis expectativas.

Esas que nunca me imaginó aquel lunes 21 de diciembre de 1970, cuando mi maestro Leonelo Bellezze me entregó un par de noticias redactadas por Carlos Beceyro para que las leyera frente a un micrófono en Deportes en Relieve, una tira diaria que se emitía por LT28 Radio Rafaela.

Fueron muchísimos años en la radiofonía local, pero no tantos como en los medios escritos. También viví una época que representó un gran desafío en la televisión, junto a mi compañero de ruta, Edgardo Peretti.

Gracias a esta maravillosa profesión, entrevisté a verdaderas personalidades del deporte, la cultura y la política. Sin embargo, rescato invariablemente a los mismos protagonistas.

Juan Manuel Fangio, con quien dialogué mano, me dejó enseñanzas que a más de treinta años de aquella nota, hoy sigo valorando por su plena vigencia.

Podría mencionar a tantísimos otros, pero quiero dedicarle un recuerdo especial a Carlos Reutemann, con quien construimos una relación afectiva y de mutuo respeto.

Repasar una historia de 54 años, me llevaría a elaborar varios capítulos, pero en este momento de balance, quiero cerrarla con un agradecimiento, destinado a todos y cada uno de quienes me acompañaron en este largo camino en los medios.