Sociales

Mirar la viga en el propio ojo y no la paja en el ojo ajeno…

En este momento transcurrimos y no vivimos. Porqué digo que transcurrimos, por que dejamos que nuestra vida pase y transcurra como una película, en la que más que protagonistas de la misma, parecemos espectadores de una historia ajena, lejana. Los demás son los villanos y nosotros los pobres corderitos heridos y lastimados. No…todos somos actores de la vida y cada uno desempeña el papel que ha elegido, pues esa es la libertad que nos ha sido dada por Dios o por la naturaleza, como cada uno quiera. Pareciera que es mucho más fácil buscar cómo destruir a quien con errores y aciertos intenta hacer algo en educación, en salud, en lo social, que sentarnos a dialogar compartiendo pensamientos, que tal vez no son tan dispares y aportando cada uno algo se elabora un proyecto común y valido porque es de todos.

Los dueños del “macro poder” en este país nos están destruyendo como comunidad, como sociedad, ya que hemos llegado a un nivel de agresión que ya no se sostiene más, pues estamos aceptando lo inaceptable. Nuestros hijos se forman en una sociedad que ha perdido los valores prioritarios, valores que nunca debieron desplazarse, como la honestidad, la verdad, la justicia, el respeto, la solidaridad, el diálogo, el amor. Hoy todo tiene detrás un interés, un doble discurso, nunca se sabe de dónde va a venir el golpe. Hablo a los adultos, porque nuestros niños y jóvenes nos tienen de referentes y con tanta hipocresía, pregunto yo: ¿vale la pena perder la dignidad, la trayectoria, la imagen, los valores por unos cuantos pesos o por el poder? En cuántas vidas gastarán los” empachados” de poder todo lo que ganaron y los que no ganan nada y lo hacen por resentimiento, son felices? Destruyendo, arrasando, pisoteando lo que otros hacen…son felices? Despertemos, los problemas sociales, económicos y políticos de este país, nos atañen a todos y antes o después vamos a sufrir las consecuencias, es que no somos capaces de tener un acto de grandeza, poniéndonos los pantalones largos y enfrentando cada uno, en paz, pero activamente la responsabilidad que nos cabe como ciudadanos y parte de una comunidad. No es lo que le pasa a otro, es lo que nos pasa a todos. Escucho quejas, gente que trabaja a media máquina porque el otro no trabaja, o critica porque el otro critica, o se acopla a un discurso destructivo porque no se anima a exponer firmemente su propio discurso. Alguien que actúa así, cómo enfrenta todos los días la diáfana mirada de sus hijos, que buscan espejarse en sus mayores para poder proyectarse a una vida fructífera.

Todos nos equivocamos, pero al menos que sea involuntariamente y no adrede.

Antes de publicar una crítica a alguien de nuestra comunidad que toma decisiones que no nos gustan…me pregunto…tenemos la grandeza de ir a decirle de frente nuestra verdad y proponer alguna solución o es la crítica por la crítica para desestabilizar.

Aún sueño con una comunidad que se cuide, que se quiera, que se ayude, que integre a todos los lúcidos y los no tan lúcidos, los pobres – a los que es mejor discriminar que enseñar – y a los ricos -que muchas veces necesitan más afecto que otros-, a los negros -que en verano le envidiamos el color y el resto del año son unos negros de m…-a los blancos- a los que si no le inculcan lo contrario no discriminan amigos negros-, a los gordos -a los que hay que amar como son si así son felices- y a los flacos -si así disfrutan-. Sueño con una comunidad que se ame a pesar de pensar distinto, que no se desacredite aún en las diferencias, que sume y no reste. Sueño con una comunidad que aplauda al que hace lo correcto aunque piense de distinta manera y repudie de frente al que comete actos deplorables.

Sueño con una comunidad que no mire la paja en el ojo ajeno sino la viga en el propio…así y sólo así podremos edificar una sociedad nueva sustentada en valores….sueño…sueño y estoy convencida que será posible.

Autor: Alicia Riberi

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